Aspectos idiomáticos

Aspectos idiomáticos

DANILO CRUZ PICHARDO
El objetivo principal de la redacción, primer nivel, es enseñar a redactar noticias de forma correcta. Sin embargo, el profesor se encuentra en aulas con estudiantes con serios inconvenientes en el uso del idioma, particularmente en la ortografía, deficiencia en la colocación de los signos de puntuación, la concordancia y la acentuación. Sin la pretensión de convertirse en profesor de «español», la verdad es que la redacción periodística hay que impartirla, necesariamente, haciendo muchas observaciones gramaticales.

Y es que ningún estudiante puede ser buen redactor de noticia u otros géneros periodísticos con lagunas idiomáticas. Precisamente, el 95 por ciento de los estudiantes que se inician en la carrera de periodismo, conforme a la experiencia docente, confrontan graves dificultades en las construcciones gramaticales que realizan.

El producto que llega a las universidades, el bachiller, exhibe muy mala dicción y sus escritos se exponen a grandes correcciones, lo que revela la deficiencia del sistema educacional dominicano, guardando, naturalmente, las salvedades con respecto a algunos colegios de la clase adinerada de la sociedad, los cuales suelen alfabetizar a sus alumnos.

Pero los muchachos que ingresan a la Universidad Autónoma de Santo Domingo provienen generalmente de los denominados liceos públicos y también de colegios de clase baja y clase media baja. Se trata de centros que carecen de tecnologías, bibliotecas y laboratorios. Y en los que no se hace énfasis en la enseñanza del idioma español.

En muchos casos, sin embargo, el problema no hay que atribuirlo a los liceos y colegios en los que realizaron los estudios del bachillerato. Cuando el estudiante comete muchas faltas ortográficas en sus escritos obedece a la falta de hábitos de lectura. La lectura permanente es la mejor recomendación a formular, porque de esa forma el estudiante se familiariza con el uso adecuado de las palabras. De nada vale decir: «Bachiller esa palabra se escribe con p no con c», porque sólo estaría enmendando una ante miles que deberá usar de forma regular.

Los estudiantes de comunicación social, particularmente, deberán concienciar sobre la necesidad de la lectura ordinaria, no sólo para redactar de la forma más correcta posible, sino para alcanzar cultura general y satisfactoria, garantizando así un exitoso ejercicio profesional en el futuro.

Es lamentable, empero, cuando el profesor llega al aula y pregunta a los estudiantes cuáles son las noticias del día y éstos no saben responder, muestra evidente de que no leen siquiera los diarios, pese a que ahora algunos son gratuitos. El futuro comunicador debía de mostrar vocación investigativa, leyendo libros, periódicos y revistas. Y navegar en el internet, que es una magnífica fuente documental electrónica, procurando informaciones que necesita.

En muchos casos se observan receptividad y disciplina ante los pedimentos del profesor. Y alumnos que usaban incorrectamente muchas palabras, no sabían enlazarlas y con frecuencia acentuaban viciosamente, producen sorpresa con su rápida superación. Es cuestión de inquietud y motivación. Leyendo cada día, escuchando los noticiarios de radio y escuchando y viendo los de televisión y cumpliendo con las tareas asignadas, no hay razones para que en corto tiempo no se logre buena redacción de noticia.

Cualquier texto sobre español o gramática enseña las reglas generales sobre los signos de puntuación y la acentuación de las diferentes palabras, que pueden ser agudas, graves o llanas, esdrújulas y sobre-esdrújulas. Sólo hay que proceder a confirmar esas reglas mediante la lectura permanente.

Un alto porcentaje de estudiantes no sabe colocar correctamente la coma, haciendo un uso inconsciente de la misma en los textos que elaboran. Si hay una regla general sobre ese signo (al igual que para los demás) es inconcebible tantas incorrecciones sobre algo que luce elemental).

De Amado Alonso y Pedro Henríquez Ureña aprendí hace muchos años que entre sujeto y predicado no se marca ningún signo de puntuación, salvo ante la necesidad de introducir algún incidental, que no es más que incluir alguna frase u oración secundaria dentro de la principal. El uso adecuado de la coma u otros signos de puntuación contribuye a la sintaxis o correcta construcción gramatical. El género, número y modo, como accidentes gramaticales, determinan la concordancia.

Es importante que toda persona que haga uso del idioma al escribir sepa que en una oración pueden entrar todas o algunas de las siguientes partes: nombre sustantivo, adjetivo, pronombre, artículo, verbo, adverbio, proposición, conjunción e interjección. De estas nueve partes hay dos que podemos considerar principales (como establece con mucha propiedad Santiago Revilla); el nombre sustantivo y el verbo. Bastan ellas dos, inclusive, para formar una oración. Ejemplo: Juan corre.

Una vieja preocupación, como profesor de redacción periodística, es que un alto porcentaje de estudiantes no coloca los acentos en palabras que demandan de la tilde. Y peor aún: acentúan otras indebidamente, cayendo en lo que se denomina acentuación viciosa. Por la falta de colocación de tilde se cae frecuentemente en el diptongo, el cual se produce en muchos casos cuando van juntas una vocal débil y otra fuerte (o fuerte y débil. Así vemos muchas veces que María (nombre femenino) se escribe incorrectamente sin la tilde. La colocación u omisión de una tilde puede alterar el significado de una palabra. No es lo mismo secretaria y secretaría.

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