Segú el diccionario de la RAE, la astenia es la falta o decaimiento de fuerzas caracterizado por apatía, fatiga física o ausencia de iniciativa.
En realidad, la astenia primaveral como tal no es una patología porque no hay evidencias científicas, sino que se trata de un trastorno temporal que sufre nuestro cuerpo debido a factores como el aumento de temperatura y luz o al cambio horario de verano.
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Causas
Tras un invierno largo, a nuestro reloj interno le cuesta adaptarse a las condiciones de la nueva época del año y a nuestros hábitos.
A fin de cuentas, el buen tiempo y las horas de luz hacen que salgamos más a la calle, intensificando nuestras actividades, modificamos las horas de las comidas y la propia alimentación y retrasamos el momento de irnos a la cama.
Síntomas
- Cansancio generalizado, malestar
- Sensación de decaimiento, fatiga, tristeza
- Dolor muscular
- Cefaleas
- Somnolencia diurna
- Falta de apetito
- Falta de apetito sexual
- Irritabilidad
- Hipotensión arterial
Consejos para evitarla y combatirla
- Buena hidratación. Dos litros de agua al día.
- Dieta equilibrada y saludable. Alimentos que aporten energía y vitaminas, evitando complementos vitamínicos.
- Horas de sueño. Las ocho horas necesarias y una pauta de cumplimiento riguroso.
- Realizar ejercicio. Basta con una actividad física moderada pero constante.
- Tomar el sol. Inyección de vitamina D y un empujón de cara a mejorar el estado de ánimo y el sueño.
- No abusar del café ni de las bebidas alcohólicas
- No fumar
Recomendaciones
Todos esos cambios provocan en algunas personas un estado temporal de fatiga y apatía que, sin embargo, no requiere ir al médico. Aunque no hay tratamiento, siguiendo una serie de pautas sí podemos ayudar a nuestro cuerpo a mejorar en su transición biológica.
Los expertos coinciden en fijar un plazo máximo de dos semanas de duración de la fatiga, el tiempo que tarda el cuerpo en habituarse a la nueva época del año.
Fuentes: Elmundo.es