Asunción de responsabilidades

Asunción de responsabilidades

Hoy asumen sus funciones  los honorables integrantes  del Congreso Nacional, las sindicaturas y las salas capitulares  que fueron escogidos en la consulta electoral del 16 de mayo pasado.

En virtud del resultado de esas elecciones, la correlación de fuerzas partidarias se modifica considerablemente; quienes estaban en minoría, como representación del Partido de la Liberación Dominicana (PLD),disponen ahora de la  mayor presencia tanto en la  delicada tarea de elaborar  leyes como en el manejo de los gobiernos municipales. 

Como la Presidencia de la República es ocupada también desde el año 2004 por el más alto dirigente de esa organización política, el ejercicio de poderes  que deben contraponerse  para que el  Estado marche influido por la diversidad, queda desde esta fecha bajo un  mismo liderazgo político.

Históricamente –y no lejanas experiencias lo reafirmaron- la concentración en pocas manos de los instrumentos que  se utilizan para guiar a la República, y configurar y administrar sus estelares funciones  ha devenido en la toma unilateral de decisiones.

Lo común, en nuestra vida republicana ha sido que los entes políticos no se han sustraído  a la tentación de desoír a sectores nacionales -y menos aún si están en minoría- si los recursos de su autoridad alcanzan para llevar una agenda excluyente.

En la filosofía del propio Partido de la Liberación Dominicana podría leerse, al repasar  viejos discursos de sus figuras señeras,  el convencimiento de que  no puede ser bueno para la democracia que las funciones legislativas y ejecutivas pertenezcan a un mismo litoral.

Y aún más, el partido que ahora queda en esa situación de predominio, ha celebrado y considerado extraordinariamente conveniente para el país,  que en más de una ocasión ha tenido que gobernar sin poseer mayoría en el Congreso Nacional.

II

A pesar de las experiencias negativas, el ciclo legislativo que hoy comienza tiene que ser recibido con bastante optimismo. Mucho de lo que ayer fue negativo tiene que haber servido de lección para el sistema político dominicano en general.

La dirigencia del partido que se sitúa en mayoría en las Cámaras ha sido reiterativa en  expresar propósitos de enmienda y en mostrar convencimiento de que  el poder debe ejercerse conservando idoneidad y legitimidad a través de una estrecha vinculación  con los otros componentes  políticos del Estado y con los gobernados.

La democracia debe ser, efectivamente, un ágil y provechoso antagonismo en el marco de un consenso de lo esencial; y lo esencial es que país supere sus dificultades, sus injusticias e insuficiencias materiales e institucionales para lo cual se necesita que esté bien gobernado.

Porque es el Gobierno el que debe estar al frente de un plan nacional del desarrollo, del que carecemos, pero que puede estar en el ánimo y la preocupación de quienes ejercen el poder, y que eso baste. Porque, al fin y al cabo, el bien y progreso pueden ser buscados hasta sin recetas.

Exhortamos vehementemente a las autoridades que hoy asumen a cumplir sus obligaciones para con la sociedad. Sus banderías deben pasar a un segundo plano. Primero se es dominicano, tanto para gobernar como para ser gobernados.  Ese es el mejor tributo que podemos rendir hoy a los hombres que consagraron sus vidas y haciendas para defender la dominicanidad con el Grito de Capotillo, del cual se conmemora hoy el 143 aniversario. 

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