Asuntos urgentes

Asuntos urgentes

Está muy bien que que el gobierno gaste un poco más si es para invertirlo en obras de infraestructura pública. Esta muy bien que el Banco Central liberalice el crédito y baje las tasas de interés para reactivar sectores muy afectados por la caída de la demanda agregada. Y las visitas del Presidente al campo, muy bonitas pero….

Hay tareas que necesitan atención urgente:

Salvo escasos bolsones de modernidad, la agricultura dominicana sigue el mismo patrón fomentalista o asistencialista de hace 50 años, donde alrededor de un gigantesco Ministerio de 12 mil empleados, giran otras 14 instituciones, cuya tarea principal es luchar cada año para conseguir su tajada del presupuesto, que se gasta en un 90% en sueldos y salarios. Aquí se necesita con urgencia una reforma institucional, sustancial y profunda, comenzando con la eliminación o integración de todas esas instituciones satélites. Hay que diseñar nuevas estrategias, donde el eje central debe ser un nuevo sistema de investigación y extensión acorde a los tiempos.  Hay que optimizar el uso de los suelos y mejorar los sistemas de riego. El crédito debe ser bien supervisado y amarrado siempre a los nuevos paquetes tecnológicos para cada rubro. Hay que romper de raíz los obstáculos que impone el mercadeo agrícola, donde el 90% de los beneficios quedan en manos de los intermediarios, mayoristas y detallistas. Nadie gana produciendo la tierra, pero hay muchas fortunas producto de la intermediación. 

Seguimos con el turismo. Hay que relanzar el sector con un plan promocional extenso y bien dirigido. Hay que inyectarle muchos recursos a las zonas turísticas, mejorando la infraestructura vial y completando las que están inconclusas. Hay que mejorar el saneamiento ambiental, los problemas de agua, la limpieza de las playas y de una vez por toda hacer algo por Puerto Plata para que el sol vuelva a brillar en la zona norte. No podemos, bajo ninguna circunstancias, dejar que el turismo se estanque o decrezca. Eso es lo más urgente que enfrenta el gobierno en este momento.

El sector salud está en una situación de emergencia. Los hospitales públicos son una vergüenza. El dengue, la gripe aviar y otras enfermedades infecto-contagiosas están segando la vida de muchos dominicanos sin contar aquellos que mueren por una atención precaria, incluyendo las altas tasas de mortalidad materno infantil. Tenemos los peores indicadores en materia de salud. La seguridad social, después de diez años, está agotada, donde predomina un Ministerio con 14 mil empleados que debió convertirse por ley en una pequeña institución diseñadora de políticas y estrategias, centrando todo el esfuerzo y el dinero en los hospitales. La atención primaria sigue entrampada en la lucha de intereses que giran alrededor de los servicios privados. Definitivamente, urge revisar la ley de salud y seguridad social para romper el tranque que existe en el CNSS y modernizar el obsoleto sistema de salud dominicano.

La competitividad, tema exótico y que ha llenado miles de páginas de los periódicos, sigue estando en la penumbra. El sector industrial y agroindustrial necesitan renovarse tecnológicamente, pero reclama un respiro en materia fiscal. El Impuesto sobre la Renta debe reducirse a un 20% como máximo y ciertas políticas crediticias deben flexibilizarse para no seguir concentrando la cartera de los bancos en financiamiento al consumo. El país no puede seguir de espalda a esta realidad.

Finalmente, la delincuencia se come a los dominicanos y no hay nada en el horizonte que la detenga. Si la guardia es la solución, pues tírenlo a la calle aunque eso nada resolverá porque el principal problema está en la reforma de la Policía Nacional.

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