Atahualpa Soñé – Las obsesiones

Atahualpa Soñé – Las obsesiones

Por mucho tiempo prevaleció el criterio de que la neurosis obsesiva no afectaba al niño o que más bien sólo podía comenzar a organizarse a partir de la adolescencia. en la actualidad, se considera que el síndrome obsesivo-compulsivo puede aparecer entre los 7 a los 10 años de edad.

Dado que las representaciones obsesivas exigen un alto grado de desarrollo de la conciencia, los síntomas obsesivos-compulsivos, no suelen aparecer antes de los 6 años, por lo que en la pubertad pueden estructurarses en un síndrome obsesivo con características similares a la neurosis obsesiva del adulto.

Se le llama obsesivo-compulsivo, porque combina dos elementos, con predominancia de uno sobre el otro. En el estado obsesivo, la conciencia del niño es asaltada por pensamientos intrusos, por miedos o dudas. Mientras que en el estado compulsivo, supone una serie de actos repetitivos y estereotipados, que el niño ejecuta porque siente que de este modo puede evitar alguna amenaza.

La semiología obsesivo-compulsiva del niño, no responde únicamente a una descripción de síntomas olvidado el contexto, que es lo que nos permite comprender su manifestación ritualizada o estereotipada; la misma puede tener un momento dado un valor de normalidad, ya que una ritualización compulsiva es inherente al desarrollo normal del niño como defensa contra la ansiedad.

Hemos de hablar de comportamiento obsesivo, cuando existen ciertos rasgos de personalidad en el niño de manifestar maticulosidad excesiva, perfeccionismo, obediencia modélica, comportamientos de «niño adulto», rígido autocontrol, falta de libertad en la expresión.

Estos niños buscan la manera de dirigir su interés de manera persistente hacia dónde volcar el peso de la obsesión, que bien pueden ser actividades mecánicas, electricidad, artes, etc.

Durante la pubertad o adolescencia, aparecen las obsesiones de tipo ideativo, fóbicas o impulsivas.

Obsesiones ideativas. Son las que se refieren a la «locura de duda», caracterizada por la rumiación, pensamientos intrusos, preguntas acerca de temas metafísicos y todo lo que pueda relacionarse con las ideas y el razonamiento.

Obsesión fóbica. Son las que se hacen representar por medio al contacto con algunos objetivos y/o situaciones.

Obsesión compulsiva: están matizadas por actos estereotipados y recurrentes, durante la adolescencia se observan síntomas de angustia, presión y lucha.

Sobre los aspectos obsesivos existen planteamientos clínicos que plantean criterios sobre su r elación con otros aspectos evolutivos y las enfermedades orgánicas.

Para establecer un diagnóstico sobre las formas obsesivas, lo primero que debe tomarse en cuenta es la diferencia entre compulsiones y repeticiones simples: luego las distinciones de síntomas que pueden pertenecer a otro cuadro neurótico.

Debe tomarse muy en cuenta que las complicaciones en el niño pueden ser de carácter transitorio.

El tratamiento de los niños y adolescentes obsesivos, es enteramente individual. La recuperación o restauración completa de su personalidad dependerá del rigor del síndrome y de la capacidad del paciente para tolerar un mayor grado de ansiedad.

Por lo general, los niños con personalidades obsesivas suelen ser el reflejo enmarcado de sus ambientes familiares, en los que no es difícil comprobar rasgos obsesivos que pueden ser resueltos con tratamiento adecuado.

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