La Ley de Lemas es el tema. Y bien. Todo esto nos parece indicar que la mayor parte de nuestros legisladores ni actúan y mucho menos piensan por voluntad propia, conforme a lo que se mueve en el momento.

Han resultado numerosos y seguirán aumentando los planes y proyectos de leyes unas modificadoras, otras creadoras, algunas que otras innovadoras para colocarnos a tono con los tiempos, pero en definitiva dejadas dentro de las gavetas de los numerosos escritorios de nuestros «connotados» legisladores.

Se hace más que evidente que las agendas a tratar y los temas de turnos pasan a un plano de jamás ser tocados, cuando llega la impronta de alguna que otra oferta parlamentaria que puede resultar del único interés de nuestros muy «esforzados» legisladores.

La criminalidad crece y nos arropa con mantos cada vez más extensos y con matices de colores cada vez más intensos y crudos. Hemos de señalar que los elementos que matizan la escalada y crecimiento del crimen en nuestro país ya posee ribetes de orden internacional. Esto no parecen saberlo nuestros congresistas, pero además incide en todas nuestras acciones y órdenes.

La pulcritud del consabido congreso se ha visto más de una vez empañada por la conducta colegiada y particular de algunos de sus miembros al punto de empañar la conducta y honor de lo no menos pocos miembros de las mismas. Hemos de entender por esto: Legisladores acusados de traficar con viajeros ilegales (sin ser grupo musical), Legisladores que sueltan tiros plenas Asambleas; Legisladores sometidos por negarse mantener o cubrir la custodia de hijos que en algunos casos se niegan a reconocer. Legisladores que abultan cifras record de inasistencias de los escasos días en los que suelen convocar incluso por los medios de difusión pública. Legisladores desconocedores de las realidades más elementales las provincias y comunidades que representan. Legisladores que «aprueban» por control remoto muchas propuestas y enmiendas a situaciones y casos que no conocen, ni les ha interesado conocer. Legisladores que dejan mucho que decir en cada una de sus andanzas amparadas por calificada inmunidad parlamentaria. ¡Válgame, por Dios! ¿Hacia qué tipo de adefesio nos dirigen?.

Son muchas y múltiples las cuestiones de importancia urgente a la que deben dedicar su atención estos «esforzados» Legisladores. «Legisladores» siempre en mayúscula, pues son los inquilinos de la Casa que ampara la Carta Constitucional. Es necesario que muchos de los que se cobijan a la sombra de este techo lo sepan.

¿Podemos los dominicanos sentirnos seguros frente al «trabajo» que realizan los llamados a ordenar de manera adecuada nuestra Carta Magna?

Sencillamente, la Ley de Lemas es el tema.