Atahualpa Soñé M. – ¡Salve, 2004!

Atahualpa Soñé M. – ¡Salve, 2004!

De nuevo nos iniciamos con la llegada de un nuevo período de tiempo al que llamamos 2004 con sus 366 días, de un año que se dispone a entregar el producto celosamente incubado desde lo que se considera su feliz inicio.

Concluyen muchas cosas que habremos dejado atrás, muchas de ellas no concluidas. Cada año ha de llegar para dar inicio hacia la ruta de su culminación, como todo lo que nace, que eminentemente se encuentra dentro del marco de la «Ley de la Temporalidad», en donde por justeza debe cumplirse a corto, mediano o largo plazo: «Todo lo que nace muere».

Además de concluir un año, deben concluir las dudas y requiebros sobre la situación político-partidista, que nada nos aporta, nada nos enseña, nada nos garantiza con la muy infeliz y mal manejada situación desde esferas den donde la conceptuación del término «democracia» es interpretado funestamente como «carnaval».

Hemos de esperar que los organismos de competencias sean los que nos aporten nuestras cifras poblacionales y no los partidos políticos que tercian en las contiendas electorales, pues los «censos padronales» de cada uno de ellos reflejan una sobrepoblación que justificarían todas las crisis que hemos padecido.

Si cada año de manera elemental nos forjamos ideas, planes, estrategias, fortalecemos muchas cosas, revitalizamos otras tantas y así, muchas cosas dentro de ese ir y venir, pero que nos pone a pensar y hacer sentir que en cada corazón existe un verdadero deseo superior de avanzar y superar etapas.

Hemos por demás señalar que en nuestra media isla no hace falta esperar los resultados de sofisticadas encuestas o centros de formulaciones y datos, ya que el buen sentido común nos hace saber cuando un año ha resultado bueno, malo y hasta malísimo. Todo esto sin que nadie tenga que servir de mediatizador, sin apelar a traduciones y sentires rebuscados o cosas que puedan parecerse.

La expresión popular es rica es su manifestación cualquiera que fuere su forma: buena, mala, pero siempre con un verdadero signo de originalidad. Ya conocimos un comercial el cual rezaba:»los dominicanos somos buenos todos» esencia recogida del verdadero sentir de lo regional, con frases que por sí solas nos identifican a todo lo largo de nuestra geografía.

Sirva lo señalado para destacar el sentido tan especial que nos permite realizar los aprestos para recibir un Nuevo Año con una verdadera carga de entusiasmo, optimismo, buena voluntad, nuevas ideas, y como solemos decir: «nuevos bríos», «con sangre nueva».

Pronto habrá de iniciarse la jornada de faenas con verdaderos ribetes de realidades tangibles. Aquellas algarabías de aguinaldos, con sus fuegos artificiales, brindis de cañonazos, Reyes Magos, en fin, todo vuelve a lo cotidiano, es decir: a verle la cara a la realidad de cosas que tenemos» apagones en aumento, precios en mayor aumento, tarifas en nuestros recibos telefónicos con llamadas a cualquier número, con una coletilla de «cortesía» «estamos para servirle».

Del tránsito no podemos hablar, pues ya sabemos del inmenso deseo de los sindicatos y gremios aledaños por darnos «servicios». Los funcionarios, con su inmenso deseo de ser cada día más, pero mucho más incapaces en sus innumerables e incalculables atribuciones porque son y se consideran intocables.

La Ley 241, reforzada en cada esquina con un miembro de la conocida AMET, para que su aplicación resulte aplicable a todo aquel que no posea ribetes gubernamentales, ya que pasamos a ser profesionales «Ignorantes del sector privado», aún incluyendo a los sobrados catedráticos de universidades y centros de instrucción.

Los medios a través de sus avazallantes alas, vuelven a «sacrificarse», para ofertarnos todo lo novedoso de sus planes conjuntamente con sus mercancías. hemos de agregar el incentivo de nuevos concursos y juegos de loterías «fáciles».

Tenemos a nuestro favor un día más en el mes de febrero, razón por la cual resultará ventajoso hacer más líos. Y así habrán de transcurrir los tediosos días, con sus mismas horas, semanas, meses y por fin (un nuevo año!

Hemos de mantener los buenos deseos, de todo corazón de que el próximo proceso electoral no nos empañe el brillo de todas nuestras sanas y firmes esperanzas de que realmente merecemos, un buen año, en paz y tranquilidad real.

(Felicidades para todos!

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