Gran inquietud ha causado en las iglesias evangélicas el proyecto de Ley Orgánica de Libertad Religiosa que cursa en el Congreso Nacional, autoría de los senadores de Bahoruco y Barahona, Manuel Antonio Paula y Edis Mateo Vásquez.
Los líderes evangélicos lo consideran una camisa de fuerza, un peligro, un abuso de poder y una retaliación contra la obra de Dios en el país.
El reverendo Cándido Encarnación, pastor de la Asamblea de Dios en Pedernales, dijo lo siguiente:
“Esos dos senadores no han presentado en casi seis años ni una resolución para favorecer a nadie ni nada, por lo que yo puedo afirmar… que simplemente son peones de grupos adversarios a las iglesias evangélicas y que entienden que los evangélicos están molestando demasiado.
“Yo pienso que es una respuesta a las acciones que han venido realizando una parte importante del liderazgo de la iglesia evangélica… respecto a los temas del aborto, el matrimonio homosexual y, por último, la participación política abierta en las pasadas elecciones”.
Esta es la lectura que da la mayoría a la intención de los señores miembros del Congreso.
Es cierto que existe la necesidad de organizar y regular mejor el ejercicio religioso en el país, hay cierto desorden, pero lo aconsejable es que este proyecto de ley no sea manejado por un solo sector; que poco podría conocer de la idiosincrasia del protestantismo dominicano.
Los señores legisladores deben abrir esto a una amplía discusión con todos los interesados.
Actuando así se aseguraría una ley sopesada, equilibrada y apegada a los principios democráticos.
No daría lugar a pensar que se trata del avasallamiento y abuso del poder político con el ánimo de perjudicar, castigar, mitigar y paralizar el sector que propaga los valores de Dios.