Estamos viendo con alarma que el infarto cardíaco se presenta cada vez más en personas jóvenes, a los 30 años, que como ocurría hace dos o tres décadas.

La explicación se encuentra en la historia natural de la aterosclerosis que es la que causa el ataque cardíaco. Marcas tempranas de aterosclerosis, las conocidas placas de ateroma, han sido identificadas en niños y en jóvenes, y esto se ha venido reportando desde las décadas de los 50 con los estudios de autopsia de los jóvenes de 18 años muertos en la Guerra de Corea en que se encontraron lesiones obstructivas de las coronarias.

Desde el 1973, hace 36 años, se realiza el Estudio Bogalusa por el Dr. Gerald Berenson, con el patrocinio del Instituto Nacional del Corazón, y Pulmón de E. U., en la Universidad de Louisiana. Participan 14,000 sujetos de entre 2 y 39 años de edad.

Incluye reporte de autopsias de los que mueren durante el estudio prospectivo. Se han encontrado lesiones en la aorta de niños de 3 años y en coronarias de jóvenes entrados en la segunda década de vida, mostrando aumento progresivo de estas lesiones con la edad.

También se sigue una investigación multinacional en 4,943 niños y jóvenes entre 5 y 16 años, que incluye escuelas de La Habana, Panamá, Chile y Brasil. Se han realizado 1,278 autopsias. Un estudio similar dirigido por la OMS en 18 países de 4 continentes, en niños y jóvenes entre 5 y 34 años, reporta los resultados similares de autopsia de los que murieron por causa violenta. En ambos estudios encontraron lesiones tempranas en la aorta y las arterias coronarias.

Un estudio casual realizado en 1999 por científicos de Cleveland Clinic Foundation, en corazones de adolescentes, tenía placas grasas que bloqueaban algunas arterias coronarias. Llamó la atención que estas lesiones aumentaban a medida que subía la edad de los donantes.

En todos estos estudios hubo una consistente correlación entre los hallazgos patológicos y los factores de riesgo coronario: alteración de los lípidos (grasas), cigarrillo, alta presión, diabetes, vida sedentaria y herencia. Los investigadores subrayan que estas lesiones serán las responsables, 20 a 30 años después, de un ataque cardíaco, y que no nos podemos sentar, como dice el Dr. Murat Tuzcu, a esperar pasivamente la llegada del ataque cardíaco. Los jóvenes están en un limbo, no están en la edad de ir al pediatra ni van al médico de adultos porque se creen invulnerables a las enfermedades cardíacas; por eso descuidan su salud y hay tantos jóvenes obesos e hipertensos, candidatos a la diabetes.

Los gimnasios están atestados de jóvenes en programas intensivos para reducir su peso y cada día aumenta la demanda para la cirugía bariátrica cuando han fracasado los regímenes para reducir el peso.

Recomendaciones: A los 20 años de edad todo joven debe tener una ficha médica que incluya exámenes para identificar y modificar los factores de riesgo. Es necesario exhortar a los jóvenes a velar por su salud y a adoptar un estilo de vida saludable.

Deben cuidar su peso y comer pensando en su salud. Recomendamos la práctica regular del ejercicio físico y una dieta variada y balanceada, evitando el fast food. Los jóvenes deben llevar una vida prudente, sin excesos, y evitar a toda costa los hábitos tóxicos como el tabaco, las drogas y el exceso en las bebidas alcohólicas.

La productividad depende del trabajo de las personas sanas. Cuidemos los jóvenes y a las jóvenes para asegurar un mejor futuro a nuestro país.