BOGOTA (AFP).- Un ataque con explosivos de guerrilleros de las FARC y el EPL en el poblado colombiano de Hacarí, departamento de Norte de Santander (noreste), dejó once detectives y seis militares muertos, informaron ayer, viernes, autoridades militares y civiles. El comandante del Ejército, general Mario Montoya, dijo que la emboscada se produjo cuando una comitiva del servicio secreto (DAS) y soldados de las fuerzas especiales se desplazaban en varios vehículos durante una operación contra un jefe rebelde.

“Hubo una emboscada y producto de ello, por unas cargas explosivas colocadas por estos bandidos, se presentaron las muertes en esos combates”, señaló Montoya. “Estamos registrando la zona y consolidando la acción que se había iniciado”, agregó.

El secretario de gobierno de Norte de Santander, Manuel Luna, confirmó la muerte de diez agentes del DAS y seis militares de las fuerzas especiales del Ejército, e indicó que las cargas estaban sembradas en un camino rural.

Luna precisó que el operativo era contra un comandante del Ejército Popular de Liberación (EPL), cuyo grueso se desmovilizó en 1991 como resultado de un proceso de paz. El atentado fue cometido por una facción mixta de ese grupo y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), según los reportes oficiales.

Montoya dijo que el general Bernabé Lozano, comandante de la Brigada 30 del Ejército, con jurisdicción en la zona, dirige las operaciones contra la columna insurgente. El ataque dejó, además, un número no determinado de heridos entre los militares y agentes de DAS, que fueron trasladados a la clínica Carlos Ardila Lülle en la ciudad de Bucaramanga (centro-este), según un funcionario de la institución que evitó dar más detalles.

Los combates se registraron entre los caseríos de Mesa Rica y Cerro Negro, en jurisdicción de Hacarí, 645 km al noroeste de Bogotá. La acción guerrillera es la más mortífera desde el ataque de las FARC el 27 de diciembre pasado contra una patrulla que vigilaba tareas de erradicación de cultivos de hoja de coca en el municipio de Vistahermosa (centro-este), en el que murieron 29 militares.

Otros 15 militares murieron el 5 de abril en dos enfrentamientos con las FARC en los departamentos del Valle y Meta. Las autoridades han advertido sobre la posibilidad de que las FARC inicien una escalada de atentados y ataques a la fuerza pública en las semanas previas a las presidenciales del 28 de mayo, en las que el presidente Alvaro Uribe (derecha), que ha prometido derrotar a los rebeldes, aspira a ser reelegido.

La patrulla militar que fue blanco del ataque en Norte de Santander está  adscrita al Batallón Santander, un cuerpo militar que tiene a su cargo la vigilancia de la convulsionada región de El Catatumbo (fronteriza con Venezuela), donde hay cultivos de coca.