Pakistán. AP. Un atentado suicida que tuvo como blanco a una procesión chií en Karachi, la ciudad más grande de Pakistán, mató ayer a 30 personas y dejó heridas a decenas más, cuando esa rama religiosa conmemoraba el día principal de la festividad del Ashura.
Tras el atentado estallaron más hechos de violencia, cuando chiíes indignados hicieron disparos al aire y lanzaron piedras a las fuerzas de seguridad que habían vigilado la procesión, acusándolas de no hacer nada para prevenir el ataque dinamitero. Los manifestantes incendiaron un mercado, otros dos inmuebles y varios vehículos, destruyendo tiendas mientras otros en la procesión intentaban detenerlos.
Las fuerzas policiales y paramilitares hicieron disparos al aire para dispersar a la multitud.