¡Atención, peligro a la vista!

¡Atención, peligro a la vista!

POR FRANCISCO ALVAREZ CASTELLANOS
El país sufre en la actualidad una verdadera epidemia de robos de todos los calibres. Pero hay uno, en especial, al que la mayoría del pueblo no ha puesto la debida atención. Hablamos del robo de materiales de hierro o acero, desde los alambres eléctricos, incluyendo los de semáforos, puentes, calles y carreteras, hasta tapas de alcantarillado y cualquier cosa de metal que se ponga a tiro de los ladrones.

Las pérdidas en metálico para las empresas afectadas se cuentan ya por millones de dólares. Entre esas empresas está el Estado Dominicano (vamos a llamarle «empresa» para mejor coordinar el asunto). Pero también están las telefónicas, las eléctricas, los municipios.

Y como para muestra basta un botón, aquí les va una «chaba»: de la avenida Jacobo Majluta, la «nunca bien terminada avenida» de la parte oriental de esta capital, determinadas personas no identificadas, dado el poder que han demostrado, se han llevado como una docena de grandes postes de aluminio, que enlazaban cables eléctricos.

Escuché a Huchi Lora cuando hacía el comentario, en la mañana del 24 de enero en curso. Y decía Huchi, con sobrada razón, que para llevarse esos postes, era necesario una experta «mano de obra», una grúa para alzarlos y varias patanas en los que conducirlos a su destino.

Ahora, para que la gente que no lee noticias ni las oye «para no amargarse la vida», diremos algunas cosas.

Primero, no es posible que las autoridades de este país no sepan quien posee grúas y patanas, como tampoco es posible que no hayan investigado a fondo las pocas fundiciones que existen en esta capital y en el resto del país.

Yo estoy plenamente seguro de que si se realizara un operativo en las empresas de fundición, en más de una se encontrarían pruebas más que suficientes para meter a la cárcel a mucha gente.

Y, ¿por qué hablo de fundiciones? Sencillamente porque los alambres, los postes de aluminio, las tapas de alcantarillado y todos los efectos de metal que son hurtados, tienen que ser, obligatoriamente fundidos para luego ser enviados a su lugar de destino.

Y se sabe que ese lugar de destino es China, país que necesita todo el acero y el hierro del mundo, para seguir su programa de «capitalización socialista» que la ha convertido, en menos de quince años, en una potencia mundial en todos los sentidos.

Así que ahí tenemos también otra pista. ¿Quién embarca metales fundidos, a través de que líneas navieras y por cuales puertos?

Sencillamente, a mi juicio, las autoridades no pueden ser tan tontas o mal preparadas para que, mediante una exhaustiva investigación, se ponga coto a un hecho que está poniendo en entredicho a dichas autoridades.

Al mismo tiempo advierto que «no son todos los que están ni están todos los que son». Quiero decir que esas autoridades «tontas» están poniendo en ridículo a las instituciones a las que pertenecen, cuya única responsabilidad es tener a esas autoridades en sus filas. Pero mientras se pone orden en esta crítica situación, es mucha la gente que se ve perjudicada por la manifiesta impunidad en que «trabajan» los ladrones de efectos metálicos.

O se pone coto a esta situación, o podría empezar a pensar que los dominicanos todos «estamos feos para la foto». Porque entre el narcotráfico rampante que nos azota; los asaltos a plena luz del día; los robos «grandes» a empresas de cualquier tamaño; la inmunidad que parece envolver a muchos ladrones de cuello blanco y la falta de autoridad de la que aparentemente padecemos, unido todo eso a la capacidad moral y el valor que deben tener todos los jueces, desde el más bajo nivel hasta el más alto (con sus excepciones muy notables), para juzgar y sentenciar a los juzgables y sentenciables, no hay que ser muy avispado para saber que, con esa carga de frustaciones que producen los hechos arriba citados, este país no va a ninguna parte.

Y otras cosas. Sabemos de las bandas de delincuentes «juveniles» (¿?) que existen en este país, especialmente en los barrios marginados. Y sabemos que son bandas excelentemente bien armadas, bien equipadas. Y la autoridad competente, en este caso la Policía Nacional, se ve cohibida de actuar contra esa gente.

Cuando hay un real intercambio de disparos y caen dos o tres bandoleros, comienzan los enjuiciamientos «a priori» de los agentes policiales que son calificados «ipso facto» de «asesinos», etc.

Pero cuando nueve (9) sargentos son asesinados en tres semanas, pocas son las voces que se levantan para pedir justicia. Los alistados policiales, ridículamente armados, tienen que hacerles frente a individuos que portan y usan armas de guerra, como ametralladoras Uzi y pistolas calibre 45 o de nueve milímetros. Y ya son bastantes los policías que piensan que es mejor que se diga que «aquí corrí» , antes que «aquí morí».

Y a ese paso nuestra soberanía corre el riesgo de desaparecer para dar paso a una nación monstruosa, como sería la que saldría de una fusión de Haití y la República Dominicana, sueño de algunos países, cosa a la que se opuso Duarte incluso antes del 27 de febrero de 1844.

Y califico esa fusión de «monstruosa», porque ambas naciones son diametralmente distintas. Distintas culturalmente, en asuntos religiosos, racialmente. Y no porque el nuestro sea un país de blancos, no, somos un país de mulatos, y el mulato en Haití es víctima de numerosos desatinos…¡porque no es negro auténtico!

Y que conste, la «elíte» haitiana es culturalmente igual o superior a la nuestra, pero la inmensa mayoría se encuentra en el exilio porque no puede vivir en su propio país…por asuntos raciales. ¡Increíble, pero cierto!

Volviendo al asunto inicial, o ponemos coto a esta situación bochornosa que estamos pasando y el gobierno «se aprieta los pantalones» y hace lo que tiene que hacer, o simplemente no tendremos futuro.

­Y la labor de Duarte y los Trinitarios, primero, y la de Luperón y muchos más después, habrá sido en vano.-

falvarez@hoy.com.do

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