Atenciones médicas

Atenciones médicas

La inolvidable cantautora argentina Mercedes Sosa nos legó uno de los poemas filosóficos de mayor veracidad de la folclorista. Se titula la canción, Todo Cambia. Dice así: “Cambia lo superficial/ Cambia también lo profundo/ Cambia el modo de pensar/ Cambia todo en este mundo…/ Cambia la planta y se viste/ de verde la primavera/ Cambia el pelaje la fiera/ Cambia el cabello el anciano/ Y así como todo cambia/ Que yo cambie no es extraño”. Con estos versos en mente empiezo un viaje imaginario por la ruta del desarrollo de la práctica médica occidental. Arranco desde la Grecia antigua a una alta velocidad reduciendo la marcha hasta tocar suelo criollo al inicio del siglo XXI.
La guía central sería el juramento hipocrático que data de cuatro siglos antes de la era cristiana, versión original: <<Juro por Apolo médico, por Esculapio, Higía y Panacea, por todos los dioses y todas las diosas, tomándolos como testigos, cumplir fielmente, según mi leal saber y entender, este juramento y compromiso: Venerar como a mi padre a quien me enseñó este arte, compartir con él mis bienes y asistirles en sus necesidades; considerar a sus hijos como hermanos míos, enseñarles este arte gratuitamente si quieren aprenderlo; comunicar los preceptos vulgares y las enseñanzas secretas y todo lo demás de la doctrina a mis hijos y a los hijos de mis maestros, y a todos los alumnos comprometidos y que han prestado juramento, según costumbre, pero a nadie más. En cuanto pueda y sepa, usaré las reglas dietéticas en provecho de los enfermos y apartaré de ellos todo daño e injusticia>>.
En la Convención de Ginebra de 1948 se cambió el texto: <<En el momento de ser admitido entre los miembros de la profesión médica, me comprometo solemnemente a consagrar mi vida al servicio de la humanidad. Conservaré a mis maestros el respeto y el reconocimiento del que son acreedores. Desempeñaré mi arte con conciencia y dignidad. La salud y la vida del enfermo serán las primeras de mis preocupaciones. Respetaré el secreto de quien haya confiado en mí.
Mantendré, en todas las medidas de mi medio, el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica. Mis colegas serán mis hermanos. No permitiré que entre mi deber y mi enfermo vengan a interponerse consideraciones de religión, de nacionalidad, de raza, partido o clase. >>.
En 1964 el doctor Louis Lasagna, Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tufts, creó esta versión: <<… Aplicaré todas las medidas necesarias para el beneficio del enfermo, buscando el equilibrio entre las trampas del sobre tratamiento y del nihilismo terapéutico.
Recordaré que la medicina no sólo es ciencia, sino también arte, y que la calidez humana, la compasión y la comprensión pueden ser más valiosas que el bisturí del cirujano o el medicamento del químico… Si tengo la oportunidad de salvar una vida, me sentiré agradecido. Pero es también posible que esté en mi mano asistir a una vida que termina; debo enfrentarme a esta enorme responsabilidad con gran humildad y conciencia de mi propia fragilidad. Intentaré prevenir la enfermedad siempre que pueda, pues la prevención es preferible a la curación. Sanos de cuerpo y mente así como los enfermos>>.
En la variante dominicana 2016 insertaríamos términos tales como: Usuario, Cliente, Proveedor, ARS, etc.

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