Atentados a Juan Pablo II; tres veces intentaron matarle

Atentados a Juan Pablo II; tres veces intentaron matarle

Juan Pablo II conversa en la cárcel con su agresor Mahment Ali Agca.

Fallido. De forma milgrosa, el pontífice salvó la vida


¿Por qué me hicieron esto?, se preguntó el papa Juan Pablo II, el miércoles 13 de mayo de 1981, luego de que una serie de tiros le impactaran en el abdomen, el brazo derecho y en la mano izquierda. La seguridad que rodeaba al Santo Padre le ayudó a levantarse y el dolor y las lágrimas arroparon a la multitud.


Una mancha roja cubrió su túnica blanca, mientras se escuchaban los gritos de “han matado al papa”. En el acto criminal también dos peregrinas salieron heridas.


El responsable del primer atentado contra el pontífice fue Mahment Ali Agca, un joven de origen turco de 23 años, dueño de una larga trayectoria criminal internacional. Fue detenido y sentenciado a cadena perpetua por un tribunal en Italia, pero fue indultado por el presidente Carlos Azeglio Ciami, a petición del papa. Luego fue extraditado a Turquía y allí encarcelado por el asesinato de un periodista y dos asaltos a bancos.


Otro intento
Un año después, el mayo de 1982, en una peregrinación en Fátima, Portugal, el sacerdote español Juan Fernández Krohn, de 32 años, del que se dijo no pertenecía a ninguna organización, fue el autor del nuevo intento fallido. Según el mismo autor de este atentado, lo suyo fue un gesto profético: “soy un padre y cumplo mi apostolado en cualquier situación”.


El asesino salió del público en el camino que debía recorrer Su Santidad. Se aproximó lentamente hasta encontrarse frente a Juan Pablo, y acto seguido tomó el puñal y le rozó la pierna. Pero cuando levantó la daga hacia el pecho del Santo Padre, los policías se abalanzaron violentamente y le lanzaron por tierra. Le alejaron rápidamente, y el Pontífice, que estaba de espaldas, se volvió y le vió de frente . Ante el papa, Krohn hizo otra proclamación: “soy un hombre solo, terriblemente solo; tengan piedad de mí”.. Es entonces cuando Juan Pablo se pregunta de nuevo: “¿Por qué me hicieron esto?”.


Serio riesgo
En el atentado de la mañana del 13 de mayo de 1981, el papa ocupaba su automóvil blanco, propio para el tradicional contacto que sostenía con los fieles. Los brazos de Juan Pablo se abrieron para la multitud, en un gesto de recogimiento y paz. A lo largo del recorrido, iba bendiciendo al pueblo de Dios y tocando las manos que se extendían hasta él.


Terminada la primera vuelta a la Plaza de San Pedro, el pontífice tomó un niño que apretó contra el pecho y después se inclinó un poco. Cuando se yergue, suena el ruido de los impactos y sus acompañantes lo rodearon y le asistieron. La alegría que allí reinaba antes entre la multitud religiosa se convirtió en dolor y lágrimas. Las voces gritaban insistentemente “han matado al papa”.


Conducido rápido al puesto de socorro y después al policlínico Agostino, próximo a la Basílica de San Pedro, Juan Pablo, con el rostro marcado por el sufrimiento balbuceaba: “¿Por qué me hicieron esto?” Los medios de comunicación social transmitían la noticia. La televisión presentaba imágenes recogidas directamente en la plaza. La violencia mantuvo atónito y confundido al mundo católico.

Sometido a una larga cirugía de más de cinco horas, su vida corría peligro según pasaban los días, pero la fe hacía que la esperanza creciera en beneficio de su recuperación


A Karol Wojtila, nombre real de Juan Pablo II, en la iglesia católica le reputaban como progresista moderado. Durante su pontificio se publicó un nuevo código de derecho canónico, en 1983. Su interés por el bienestar de los trabajadores se manifestó en la encíclica Laorem exercens. Su labor pastoral lo llevó a numerosos lugares, por lo que fue bautizado con el mote del “Papa Viajero”. Murió a principios de abril de 2005.

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