El miedo se apodera de quienes se ven obligados a transitar de noche  por la autopista 6 de Noviembre, que conduce desde Santo Domingo a San Cristóbal, debido a los asaltos  y otros actos delincuenciales que se producen en esa vía.

Esta vía de comunicación carece de iluminación nocturna, lo que es un caldo de cultivo porque los malhechores se aprovechan de  la oscuridad para cometer sus fechorías, a lo que contribuye la falta de vigilancia policial, de acuerdo a los vecinos y personas que transitan por la autopista.

 El caso más reciente fue el del comerciante Lorenzo Carmona, de 32 años, quien fue víctima de un asalto el miércoles, mientras transitaba en una motocicleta por esa vía. Actualmente se encuentra en cuidados intensivo en el hospital Juan Pablo Pina, de San Cristóbal, luego de ser alcanzado por un disparo.

Carmona sacó una pistola que portaba legalmente y disparó repetidas veces, matando a  dos supuestos asaltantes, cuyos cuerpos fueron hallados a orillas de la autopista, cerca del motel Cabaña de Amor.

Lely Quezada, quien habita próximo a la autopista, en el Abanico de Herrera, expresa que los asaltos no se producen solamente en horas de la noche, sino que también en el día.

Cita que una modalidad de los delincuentes es apedrear a los vehículos desde la altura del puente sobre la 6 de Noviembre, principalmente el que comunica a vecinos del Abanico.

También, indica, los delincuentes aprovechan las lluvias para tapar los filtrantes y que  de esa manera los conductores se vean obligados a reducir la marcha, lo que aprovechan  para atacar a sus presas en medio del charco que se hace.

Antony Francis, conductor de una camioneta que transita diariamente por la vía, mostró preocupación ya que a diario observa asaltos y rotura de cristales a vehículos, lo que atribuye a falta de vigilancia e iluminación, así como a la falta de mantenimiento en los laterales de la autopista.

Radhamés Cotes  señala que cuando ocurre un accidente los primeros en llegar son los delincuentes, no a auxiliar sino a registrar los bolsillos y carteras de las víctimas.

 María Saldaña, quien vive a orillas de la vía,  cerró con hierro la casa para no ver lo que sucede en la autopista, principalmente en horas de la noche.