Atípico de Ramón Puello Báez

Atípico de Ramón Puello Báez

UBI RIVAS
Ramón Puello Báez es un comunicador veterano, especializado en medios electrónicos, televisión, para más preciso, que ha escrito su segundo libro, e intitulado Atípico, El ejercicio del poder como una aventura, Hipólito Mejía 2000-2004.

El autor también es excelente expositor de la economía desde su revista Banca, que edita hace una treintena de años, con importantes aportes en esa disciplina básica en las sociedades y en los políticos.

En su obra de 458 páginas, en sus 23 capítulos, Ramón Puello Báez concretiza una pormenorizada, documentada y bien traída exposición cronológica, impecable, de los cuatro años aciagos de la Presidencia de Hipólito Mejía que dislocó la economía, produjo 55 mil quiebras y condujo el signo monetario estadounidense a la increíble y manicomial tasa de 55×1.

Fue la época inestable como nunca en todos los aspectos de la cotidianidad dominicana en que a los supermercados se les rebautizó como «la casa del terror», por los precios astronómicos de los alimentos elementales de la dieta diaria nacional, excluyendo las veleidades alimenticias gourmet o delicatessen.

El principal pivote atractivo que vendió Hipólito Mejía y los hacedores de imágenes públicas que lo catapultaron al poder en su etapa de campaña, fue el de su presunto desempeño como titular de la SEA en el gobierno del presidente Antonio Guzmán, delfín de Hipólito como en su momento lo fue de José Francisco Peña Gómez.

Es decir, que Hipólito Mejía, sin un trajinar político de consideración, egresado en maestro de cultivos del Instituto Politécnico Loyola de San Cristóbal, sin méritos en los compañeritos de las bases, obtuvo la gracia de dos líderes del PRD como no lo ha habido hasta ahora y más atrás solo el profesor Juan Bosch.

Desde la página 31 a la 36, Puello Báez desmonta para siempre, con números, que es lo que en gran medida cuenta en una gestión gubernativa, el mito del superministro de Agricultura que supuestamente fuera Hipólito Mejía, inclusive colocándolo junto a verdaderos superministros como lo fueran Huberto Bogaert (Timoshenko), Mario Mathiss Ricart, Ligio Tavárez Miolán, Silvestre Alba de Moya, Fernando Alvarez Bogaert, Pedro Bretón y Carlos Aquino González.

Refiere Puello Báez que en realidad el presidente Guzmán privilegió con recursos sobranceros la gestión de Hipólito Mejía en su paso por la SEA, y que la mayoría de los 40 proyectos que forjó carecían de base de sustentación y planificación correcta, pese a que su director de Planificación Sectorial, un departamento clave de la cartera, lo dirigía José Lois Malkún, mientras su hacedor de imagen lo fue César Medina.

Eso fue lo que atestiguó para la posteridad Rafael Angeles Suárez, quien sustituyera a Hipólito Mejía en la administración constitucional del doctor Salvador Jorge Blanco, que también resultó a la postre un fiasco.

En la página 34 de Atípico, el autor rememora la tanda de denuncias que publicó el lamentablemente desaparecido brillante periodista Miguel Angel Velázquez Mainardi, en relación a los volúmenes de insumos que adquirió la SEA de Agrocentro CxA, propiedad del titular de la SEA.

En las páginas 337 a las 343, denuncia que Hipólito Mejía fue un gobernante que dispuso de tres residencias, cuando el generalísimo Rafael Leonidas Trujillo tuvo cuatro, Estancia Ramfis, Casa Caoba, La Mansión de SJM y Santiago, porque El Cerro nunca lo vivió ni un sólo día ni la amuebló.

Refiere con sustentación documental, el tsunami económico que formó Hipólito Mejía con la economía, los abundantes casos de dolo, una tarjeta de crédito inaudita manejada por un gobernante, sin límites, los bonos soberanos de Andy Dahuajre, las quiebras bancarias que sumaron RD$98 mil millones, sin justificación alguna de monitoreo tanto del Banco Central como su organismo paralelo, la Superintendencia de Bancos.

Un libro para la historia presidido por un individuo que nunca debió presidir al país porque carece de sindéresis para evaluar la dimensión del Estado.

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