Atizando la falta de confianza en el juego democrático

Atizando la falta de confianza en el juego democrático

Los desgarres de organizaciones políticas mayoritarias y exmayoritarias, acompañados de un transfuguismo fomentado poderosamente por todos y cada uno de ellos, han llenado de imperfecciones los padrones de afiliados de cambiantes banderías. Más allá de lo que cualquier hackeador de origen desconocido y por pura diversión o mucha mala fe logre mezclando en los listados a macos con cacatas para de paso escandalizar con una truculencia sin sentido. Lo que más cierto aparece es que dos enseñas partidarias de tradición vieron huir a una buena parte de sus liderazgos a veces con pérdida sustancial de militancias, migrantes que no llenaron la formalidad de borrarse de sus plantillas de origen. Hoy se admite el descubrimiento por la Junta Central Electoral de miles de ciudadanos registrados al mismo tiempo en el partido de su salida y en de su nueva adhesión, una dualidad que obliga al órgano comicial a solo reconocer como válidas las más recientes inscripciones de desertores en olas… y sanseacabó.

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Sin embargo, no extrañaría que la inestabilidad de las conscripciones partidarias corresponda de alguna manera a la tendencia ciudadana a desconfiar de la democracia como sistema para resolver grandes problemas nacionales. La abstención en los últimos comicios (2020) fue elevada, superando el 40%, mayor a la de comicios anteriores (¿decadencia?) estando por verse si el alejamiento fue solo por pandemia o también por desengaño. Sin un virus arrasando en el 2024, se sabrá la verdad.