Para líderes occidentales los temas de Rusia y China se han convertido en pesadillas insoportables y la falta de sueño les impide pensar en términos racionales y objetivos. Desde Londres y Washington le pidieron a Zelensky que no negociara al inicio del conflicto con la esperanza de que su prolongación, junto a incesantes baterías de sanciones antirrusas, desgastaría a Putin haciéndolo rendir o provocando que lo derrocaran.
Los peligros de una guerra de alcance catastrófico asechan al mundo mientras Putin sigue ahí. Hoy por hoy, más cerca pudiera estar una situación interna en Ucrania que en Moscú.
Aunque Rusia no les deja dormir en paz, ese desvelo no les impide buscar mayores mortificaciones con China, país con el que también, por acción u omisión, las pesadillas provocan persistentes pesadillas con las que confunden ilusiones con realidad.
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Hoy mismo pueden consultarse medios internacionales con artículos presagiando que dificultades económicas, reales o no, llevaran a un derrumbe del uysistema chino y en el deslizamiento sería arrastrado Xi Jinping, la piedra en el otro zapato que además de no dejar dormir tampoco permite caminar ecuánime. El aturdimiento es total.
Lo real, al final del año, es que, cualesquiera sean las piedras en el camino del desarrollo chino su tasa de crecimiento va a ser la mas alta entre las economías avanzadas y ello va a ser un alivio para el resto del mundo que sabe que el gigante asiático es responsable del 30 % del crecimiento global. Una realidad tan insoportable como inevitable.
Mas posible es que la crisis económica que planea claramente en el cielo global contribuya a que Biden pierda las elecciones, si llega a ser candidato, que Berlín y Londres tengan que convocar elecciones anticipadas y sus partidos pierdan el balotaje y que varios otros gobiernos enfrenten crisis de gobernalidad.
Alimentar la insubordinación de Taiwán, para impedir que los chinos resuelvan sus problemas internos, es mantener el trasnoche con consecuencias imprevisibles.
Al igual que Kiev, fuera de control, busca que la OTAN intervenga directamente y se enfrente a Rusia y resolver así lo que no han podido hacer en el campo de batalla, también en Taipéi pueden.