¿Atrapado, sin salida?

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EUSEBIO RIVERA Y ALMODOVAR
La lucha que libra el Colegio Médico Dominicano (CMD) por lograr un aumento salarial para los servidores del sector salud está en su peor momento porque la metodología seguida es la mezcla de estrategias que fracasaron y triunfaron en períodos diferentes, con actores nuevos y repetidos que no coordinan sus movimientos para armonizar soluciones haciendo un cerco alrededor del gremio con los siguientes eslabones:

Primero: Un presidente de la Junta Directiva desesperado por ser nuevamente protagonista de la conquista de un aumento salarial que supere el 60% alcanzado en su gestión del año 1999 y presionado por su lema de campaña: «Por un aumento salarial inminente»;

Segundo: Un presidente de la República arropado en su popularidad post-electoral, que no se comprometió a materializar ningún aumento a los médicos mientras fue candidato y temeroso de que otros sectores profesionales reclamen igual trato;

Tercero: Un congreso de la República que no se atreve a gravar con impuestos adicionales a los juegos y vicios porque estos contribuyentes están directa o indirectamente ligados a otros estamentos de poder;

Cuarto: Una Junta Directiva debilitada por la presencia en su seno de alrededor de un 50% de miembros del partido en el poder, conociéndose el hecho de que unos 16 de sus integrantes pasaron a ser funcionarios y fueron sustituidos por otros igualmente comprometidos que no dan respaldo militante a las protestas y aunque no rompen huelgas, hacen que las actividades se vean menos contundentes;

Quinto: La situación de los hospitales, tan desastrosa o peor que en el gobierno pasado, cuando es denunciada se enfoca en algunos medios de comunicación como parafernalia de los médicos para justificar sus protestas y los funcionarios públicos minimizan o niegan en forma irresponsable problemas graves para que la población enfoque sus reclamos hacia los médicos «desalmados e indolentes» que los dejan sin servicios;

Sexto: Los demás miembros del sector salud (enfermeras, bioanalistas, odontólogos, psicólogos, personal auxiliar y administrativo) se integran muy tímidamente a la lucha porque en cierta medida tienen más vulnerabilidad ante las medidas represivas del gobierno y muchos son miembros del partido en el poder y no quieren exponer sus empleos, en especial ahora que han comenzado a gobernar.

Séptimo: Las huelgas médicas parecen estar en su máximo nivel de descrédito y su mínimo grado de efectividad, planteándose en muchos sectores no médicos la necesidad de modificar la metodología de lucha;

Octavo: Los residentes, médicos en entrenamiento para convertirse en especialistas, apoyan disciplinadamente los llamados del gremio, pero íntimamente sienten el peso que representa perder días, semanas o meses de docencia y aprovechamiento para mejorar sus niveles de preparación académica y ya se aprecian en algunos manifestaciones de timidez o indiferencia ante los reclamos gremiales.

Definitivamente el panorama anterior nos muestra un CMD atrapado, pero no creemos que no tenga salida y sugerimos a la Junta Directiva ocho estrategias iniciales:

Primero: Frenar la desesperación del Presidente del gremio por cumplir su promesa de campaña;

Segundo: Insistir en un encuentro formal con el Presidente de la República y mediadores;

Tercero: Negociar con el congreso la aprobación de impuestos menores a los sugeridos en el anteproyecto original del CMD;

Cuarto: Movilizar a los peledeístas dentro de la Junta Directiva del gremio para viabilizar el encuentro con el presidente de la República;

Quinto: Endosar a la población los reclamos sobre mejoría hospitalaria para que los objetivos gremiales y de la ciudadanía no sean desvirtuados o contaminados por voceros interesados;

Sexto: Dejar en libertad a los demás miembros del sector salud para que se solidaricen o no con los reclamos del gremio;

Séptimo: Sustituir las huelgas por otros métodos innovadores de lucha, no improvisados y;

Octavo: Fortalecer la enseñanza en los centros docentes para corresponder a la solidaridad permanente de los residentes.

Hay más trampas para el Colegio Médico, pero igualmente hay más salidas. Lo que se necesita es poner en juego la prudencia de los sabios junto a la energía de más de 100 años de tradición gremial.

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