Atrapados

Atrapados

Sería una lástima que una vez concluido el proceso electoral, y de vuelta a la normalidad, nos vayamos olvidando poco a poco de la traumática experiencia que estamos viviendo, pero sobre todo de las urgentes tareas que nos impone, como democracia, esa experiencia, si es que realmente deseamos que no se vuelva a repetir dentro de cuatro años. Palabras  como inequidad, abuso de los recursos públicos y compra-venta  de cédulas   debieron desaparecer hace tiempo de nuestro vocabulario electoral, pero basta abrir los periódicos o encender el televisor  para comprobar, tristemente, que hoy por hoy son más actuales y vigentes que nunca, como si estuviéramos atrapados en un perverso círculo del que no saldremos nunca.  Y es que la aprobación de la Ley de Partidos, así como la actualización de la Ley Electoral, sigue siendo  una promesa incumplida que nuestra clase política renueva cada vez que lo requieren las circunstancias, que siempre tienen que ver con  su interés de seguir disfrutando de  las dulces mieles del poder. El presidente Danilo Medina, a quien el electorado votó mayoritariamente para que nos gobierne otros cuatro años, se comprometió ante el país a que tan pronto concluya el proceso electoral se ocupará de promover su aprobación en el Congreso Nacional, y no hay más remedio que tomarle la palabra y confiar en que así será. Pero como las promesas de los políticos son, como dicen por ahí, siempre provisionales,  este servidor, al igual que Santo Tomás, necesita verlas materializarse para poder creer en ellas. Porque quien faltó una vez a su palabra, y todos saben de lo que estoy hablando, puede perfectamente volver a hacerlo, aunque eso implique  pasarse nuevamente por el forro la Constitución, ese ajado y manoseado pedazo de papel que lo aguanta todo.

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