Atribuyen horrores a Vantroi

Atribuyen horrores a Vantroi

POR GERMAN MARTE
La historia criminal de «Van Troi», a quien se le atribuye ser autor de varios asesinatos en el sector de Guachupita, comienza tras su salida de la cárcel La Victoria, donde fue torturado por un hombre llamado Eliazer, afirmaron ayer personas que le conocen.

Su nombre es Raúl Reinoso Mota, tiene 30 años, pero aparenta tener menos, y según moradores del barrio ha sido responsable de la muerte a tiros de al menos seis personas, entre ellas dos hermanos de Eliazer, su verdugo en la prisión, de donde salió hace aproximadamente un año.

«Esto sólo va a terminar cuando Van Troi mate a Eliazer, olvídate», dijo una persona que no quiso identificarse.

Estando en La Victoria por problemas de drogas, Van Troi fue duramente torturado por Eliazer, quien se desempeñaba como «probó» (preboste), cuentan moradores del barrio. Tan frecuentes y tan fuertes eran las golpizas que su familia temía por su vida.

Narraron que al salir de la cárcel Van Troi juró vengarse de Eliazer, su antiguo verdugo y reconocido como jefe de una banda de narcotraficante de Guachupita, y entonces comenzó la cacería. Desde entonces ni Eliazer, ni nadie -excepto los muertos-  han tenido sosiego.

Los enfrentamientos a tiros son tan frecuentes que la gente tiene miedo a salir de noche, por temor a quedar atrapada en medio de una de las balaceras, pues Van Troi, jefe de la banda de Los Pinos, y Eliazer, de La Vecindad, no tienen miramientos y disparan a diestra y siniestra sin importar quien esté de por medio, y sin que la Policía intervenga para nada, manifestaron las personas consultadas.

La más reciente de las víctimas de los choques armados entre la gente de Van Troi y Eliazer fue un miembro de la Fuerza Aérea Dominicana, el sargento Joseph Villanueva Tejada, quien fue abatido el pasado domingo en un callejón al lado de la casa 53 de la calle A, lugar donde fue emboscado por Van Troi y varios miembros de su grupo. Según versiones de los vecinos, el militar era miembro de la banda que dirige Eliazer y habían ido al sector Los Pinos, para matar a Van Troi, pero en su búsqueda encontró la muerte.

Ya son dos los hermanos de Eliazer víctimas de las balas asesinas disparadas por Van Troi, quien además, ha dicho que ahora le toca el turno a la madre del antiguo «probó».

El 24 de septiembre mató a Elvin Ramírez Gómez (Kelvin) hermano de Eliezer, en la calle Albert Thomas, y el 31 de diciembre, a las ocho de la noche, ultimó a otro hermano sólo conocido como «Bala-Bala», en un callejón de la calle Respaldo Samaná.

VAN TROI «NO EXISTE»

Pero hablar de Van Troi en Guachupita es casi un pecado. La mayoría de gente rehusa referirse al tema por temor a tener problemas con los delincuentes, dicen.

Incluso para los vecinos de la calle A en el sector Los Pinos, donde cayó abatido el sargento Tejada, Van Troi «no existe».

«El sargento pertenecía a la banda de Eliazer y venía detrás de Van Troi, y Van Troi aquí, aquí no existe, esas son falsas alarmas», dijo una señora que vive en el callejón donde mataron al militar.

 De acuerdo con su versión, el negocio del narcotráfico es conducido por un cabo de la PN de nombre Juan Alberto «John Wilmer».

Mientras tanto, Van Troi, a quien la Policía no logra atrapar y según algunos cuenta con la complicidad de algunos agentes, sigue atemorizando a los residentes que dijeron sentirse indefensos, constantemente amenazados por tres plagas malditas: la delincuencia, la violencia y el narcotráfico.

EL VERDADERO VAN TROI

Nguyen Van Troi fue un combatiente vietnamita asesinado el 15 de octubre de 1964, tras ser acusado de intentar dinamitar un puente por donde pasaría el entonces secretario de Estado de EEUU, Robert Mcnamara.

Los norteamericanos habían ordenado aplazar su ejecución luego que revolucionarios venezolanos secuestraran un coronel estadounidense y pidieran a cambio que Van Troi no fuera fusilado. Pero una vez los venezolanos liberaron al oficial norteamericano, Van Troi fue fusilado. Su historia se conoció en todo el mundo a través del relato «Vivir como él», y se convirtió en un icono para muchos revolucionarios en todo el mundo, contrario al personaje que hoy inquieta al barrio Guachupita.

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