Disponer que se hagan auditorías y luego publicar sus hallazgos para que la opinión pública los conozca es un gesto de Gobierno que se corresponde con un interés de transparencia. En estos días hemos conocido los resultados de 18 auditorías practicadas por el personal técnico de la Contraloría General de la República. En las 18 están incluidos seis ministerios.

Los principales hallazgos están concentrados en fallas administrativas que apuntan a la inobservancia de normas que garantizan el buen manejo de los fondos públicos. También la falta de rigor y la violación abierta y cínica de procedimientos claramente establecidos en normas y leyes.

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Estos hallazgos no pueden ser minimizados por ninguna instancia de las agencias auditadas ni del Gobierno central, porque como muestran los mismos informes de las auditorías, las violaciones de normas y procedimientos abrieron brechas que permitieron tomar acciones valoradas en millones de pesos.

Por lo demás, si el Gobierno quiere coronar este gesto de transparencia, bien recibido por la casi totalidad de la opinión pública, el siguiente paso debe ser enviar estas 18 investigaciones al Ministerio Público para que sea este el que proceda conforme a la ley.

No importa lo que los críticos del Gobierno puedan decir, el Gobierno debe profundizar la transparencia con iniciativas como esta que comentamos, porque sus efectos serán ampliamente positivos. Siempre será preferible evitar las indelicadezas que perseguirlas post facto.

Es saludable y útil que las agencias corran a corregir las anomalías señaladas, pero insistimos en que las mismas no deben ser minimizadas, y las auditorías deben ser enviadas al Ministerio Público para que este obre conforme a la ley.