Augusto Obando, In memoriam

Augusto Obando, In memoriam

ENRIQUE GARCÍA FRÓMETA
Doblemente afectado escribo estas líneas por el gran amigo ido el pasado viernes 3 de agosto, el excelente periodista y ser humano Augusto Obando Ramírez. Mi dolor es doble porque me enteré por la prensa ya cuando se estaba procediendo a su sepelio y así no pude ver al inmenso colombiano que se dominicanizó hasta dejar una estela positiva de ejercicio profesional, solidaridad humana que es imposible olvidar.

Conocí a Obando, ese compatriota de Gabriel García Márquez, a principios de los años 70 cuando él laboraba con mi padre en el periódico que ambos co-fundaron, Ultima Hora, y donde las anécdotas y recuerdos de ambos son para mí imborrables. La química y afinidad entre Obando y Gregorio García Castro eran tal que vivían haciendo chistes y disfrutando todo momento, a pesar de la presión cotidiana del trabajo.

En una histórica charla-semblanza que Obando pronunció en el 1981 en el SNPP, dijo que uno de los negocios típicos que mi padre le proponía era el siguiente: «tú me debes como RD$200.00, pero te vendo esa deuda por RD$20.00, pero eso sí, me lo traes de una vez porque los necesito ahora mismo». Ambos vivían con la soga al cuello porque compartían con los demás sus ingresos.

Augusto Obando se preocupaba por mi rendimiento escolar y en vida de mi padre llegó a preguntarme que cómo me iba en tal materia, y ante su reiteración en una ocasión me dijo: «tu padre me dijo que está satisfecho contigo, porque te estás preocupando por tus estudios». Y efectivamente, dicha motivación aumentó, sobre manera, después de la muerte de papá, llegando a liberar todos los cursos siguientes, incluidos los últimos del Bachillerato.

Recuerdo que en 1987 Obando me pidió que le consiguiera una copia de su charla-semblanza que había pronunciado en 1981 en homenaje a cinco mártires de la prensa (Guido, Plinio, Orlando, Goyito y Marcelino). Entonces la publicó en tres entregas (26, 27 y 28 de marzo de 1987) en HOY, en la columna POR QUÉ, causando un gran impacto que a su vez motivó un especial de TV de «Otra vez con Yaqui», sobre la personalidad de mi padre.

Un episodio de gran contenido humano y social, narrado en la semblanza de Obando, fue referente a un españolito que había ido a Ultima Hora a vender o publicar unos cuentos y que varios días después fue apresado en Pedernales tratando de desviar un avión hacia Cuba, y que según informaciones el mismo ciudadano español, un señor de avanzada edad, había protagonizado un incidente en New York, donde vive su familia. Obando le presentó este caso a Gregorio García Castro y de inmediato escribió varias columnas argumentando que el españolito, en vez de ser juzgado por secuestro debería ser examinado por psiquiatras y otros especialistas.

Obando y Goyito visitaron varios bufetes de abogados, entre otros el del doctor Freddy Prestol Castillo, para que asumieran la defensa del españolito, pero no fue necesario, porque mi padre conversó con amigos funcionarios civiles y militares, logrando persuadirlos para que fuera deportado a New York, previo contacto con sus familiares.

Obando cumplió su palabra con la semblanza pronunciada, porque le había prometido a mi padre que cuando tendría que escribir una, la haría sobre su personaje favorito.

Afirmaba Obando que Goyito se horrorizó al pensar que aquel infeliz españolito iba a pudrirse en la cárcel en un país extranjero, enfermo y lejos de su gente.

Así de sensible y solidario, conocedor profundo del idioma se nos va físicamente este amigo, pero su recuerdo perdurará entre nosotros.  

Publicaciones Relacionadas

Más leídas