Aumenta delincuencia   en México

Aumenta delincuencia   en México

MORELIA, México.  AP.  En una noche fresca de septiembre, casi media hora después de que el sol dejara de iluminar la catedral barroca de cantera rosada en esta ciudad colonial del oeste de México, tres individuos armados irrumpieron en un centro distribuidor de Coca-Cola en las afueras de la localidad.

 Los delincuentes golpearon con pistolas a tres guardias de seguridad, se apoderaron de miles de pesos (cientos de dólares) en efectivo y huyeron entre un vecindario de casas de ladrillo y muros deteriorados. El sonido de las sirenas inundó el lugar en tanto que los agentes de la policía estatal encontraron en llamas el vehículo Nissan Sentra que se cree utilizaron los malhechores en su huida.    “Ya no se puede salir a la calle en la noche”, dijo el ama de casa Yolanda Villa, mientras se asomaba por la puerta de su casa. “Te asaltan, te secuestran, te roban”, afirmó el hijo de ésta, Luis, de 9 años.    Y sus opiniones parecen reflejar la panorámica local sobre la seguridad.    En las ciudades y poblados de todo México, la ofensiva contra los cárteles del narcotráfico ha durado casi seis años y ha transcurrido a la par de un incremento de la delincuencia común: asaltos y robos que no captan los titulares de los medios, pero que hacen insufrible la existencia a los civiles ordinarios.   

Algunos expertos aseguran que la guerra contra el narcotráfico distrae a la policía de la persecución de la delincuencia común.    Otros afirman que los cárteles   recurren a la delincuencia común para allegarse recursos que usarán en su guerra contra otros grupos rivales, las fuerzas militares y la policía federal.    Algunas de las primeras repercusiones negativas se han hecho patentes en Morelia, otrora tranquila capital del estado de Michoacán, donde el gobierno   decidió inaugurar su ofensiva contra el tráfico de narcóticos.    Los enfrentamientos en Michoacán comenzaron cuando un grupo de narcotraficantes    que trabajaba con el Cártel del Golfo se molestó con las tácticas del brazo armado de éste, los Zetas, y formó su propia organización —la Familia Michoacana— con la intención de mantener a los Zetas fuera del estado.    Las costas y zonas rurales en lugares escarpados y boscosos de Michoacán son ideales para operaciones clandestinas.

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