MÉXICO (EFE).- La polémica entre México y Estados Unidos por la lucha antidroga subió hoy de tono con la exigencia del gobierno de Vicente Fox a que Washington ponga coto al consumo de drogas y detenga a los capos que operan en su territorio.

   El asunto del narcotráfico, históricamente muy sensible en las relaciones bilaterales, se ha puesto de nuevo en el centro de atención en momentos en que México anuncia que no extraditará pronto a jefes de carteles de cocaína bajo arresto, y que aspira al apoyo de la Casa Blanca para acceder a la secretaría general de la OEA.

   Estados Unidos advirtió el miércoles sobre la creciente violencia de los narcotraficantes y otros criminales en el vecino del sur, especialmente en la región fronteriza, y afirmó que las autoridades mexicanas no han actuado con eficacia para ponerlos a raya.

   Tales consideraciones están contenidas en una carta que el embajador estadounidense, Tony Garza, remitió ayer al gobierno de Fox, cuyos términos fueron considerados «erróneos y exagerados» por el canciller mexicano, Luis Ernesto Derbez, quien aspira al cargo de secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA).

   El gobierno de Fox exigió hoy a EEUU reducir el consumo de drogas, neutralizar el flujo financiero procedente de esa actividad, y capturar a los capos que operan en ese país, en respuesta a la postura de la Casa Blanca.

   «Estados Unidos dice que tiene disposición (de cooperar en la lucha antidrogas), entonces que colabore con la información que tengan y también que nos informen cuántos capos han aprehendido del otro lado de la frontera», dijo hoy el ministro mexicano del Interior, Santiago Creel, a un noticiero de Televisa.

   Añadió que el gobierno de Fox también desea que Washington «le hable del consumo (de narcóticos), por qué se ha incrementado en Estados Unidos y qué han hecho» al respecto.

   Creel dijo que su gobierno se dispone a responder formalmente a la preocupación expresada por Estados Unidos, de que el aparato judicial y las fuerzas mexicanas de seguridad no han sido eficaces para combatir a los narcotraficantes, secuestradores y otros criminales.

   «Vamos a decirles lo que estamos haciendo, pero el gobierno de Estados Unidos sabe que esto está ocurriendo porque los capos están en cárceles mexicanas. Ojalá hubiera más capos en las cárceles estadounidenses y que se atendiera el problema del consumo, que es lo que »jala» el tráfico de la droga», enfatizó.

   Asimismo, el alto cargo mexicano reiteró el rechazo de su país a una eventual ayuda militar estadounidense para combatir a los jefes de la cocaína y la marihuana.

   «Lo descarto totalmente (la posible presencia de los militares de Estados Unidos), sería inaceptable y además no lo necesitamos, como ellos tampoco necesitan de nuestra fuerza para resolver sus problemas internos», señaló.

   Creel indicó que los dos países deben «buscar un entendimiento» para combatir a los narcotraficantes en las regiones fronterizas, aunque bajo el principio del respeto a la soberanía de cada uno.

   Washington considera a México como un importante productor y proveedor mundial de cocaína, así como un paso estratégico en el contrabando de droga sudamericana hacia Estados Unidos, el mayor consumidor de narcóticos del planeta.

   Según la prensa local, entre 60 y 100 personas han sido asesinadas este mes en Tamaulipas, Baja California y otras regiones mexicanas fronterizas con EEUU, en acciones ligadas al narcotráfico.

   Algunos analistas mexicanos opinan que la preocupación de Washington es legítima, pues la violencia atribuida a los jefes de las drogas está creciendo y amenazando a ciudadanos o intereses estadounidenses, y las autoridades locales no han sido tan eficaces como se desearía para ponerlos bajo arresto.

   «En algunas regiones de México se registra un escenario de anarquía, pues las autoridades legítimas y los delincuentes poderosos luchan por controlar el poder, así que la preocupación de Estados Unidos es explicable», dijo a EFE el analista Rafael Fernández de Castro.