El cáncer de piel es el más frecuente de todos. Su incidencia ha ido aumentando y aún cuando es más común en personas de piel clara, los dominicanos de epidermis oscura también corren riesgo.

Así lo informó la dermatóloga Sandra Cabrera en el marco de una conferencia titulada “Cáncer de piel”, organizada por la Academia Dominicana de Medicina.

“El sol es muy importante para la vida, las plantas dependen de él para vivir, además pequeñas dosis de vitamina D se sintetizan en la piel, la cual metaboliza el calcio y fortalece los huesos, pero esto no significa que una mayor exposición al sol resulte mucho mejor”, dice Cabrera.

Asimismo, explica la especialista, que las radiaciones ultravioleta (RUV) del sol pueden ocasionar daños irreversibles en la piel, envejecimiento prematuro y cáncer.

El RUV daña el ADN celular, descontrolando sus actividades y su división, causando disminución de las defensas orgánicas, activando sustancias que estimulan el proceso canceroso.

Influyen una serie de factores tales como la latitud, altitud, grado de nubosidad y el estado de la capa de ozono, pero el principal culpable es la exposición excesiva al sol.

Se han descrito tres tipos de cáncer de piel, siendo los más comunes: el carcinoma basocelular, el espinocelular y el melanoma maligno.

Los dos primeros comienzan en la capa más externa de la piel y son consecuencia de la exposición crónica al sol, como sucede con personas que trabajan al aire libre: campesinos, vendedores ambulantes, marineros y otros.

Con frecuencia estos comienzan con una pequeña elevación de la piel que se va agrandando, sangra y no se cura por completo.

El melanoma maligno aparece después de una exposición solar intensa e intermitente. Como sucede con personas que trabajan bajo techo y pasan sus vacaciones al sol. Aproximadamente el 50% de los melanomas se desarrollan sobre lunares, así que aunque haya nacido con ellos pueden convertirse en cáncer y éste resulta ser el más letal, porque se disemina muy rápidamente y causa metástasis a otros órganos.

Lo paradójico del melanoma maligno es que, cuando se trata tempranamente, por lo general es curable, en cambio cuando ha producido metástasis resulta muy resistente al tratamiento con quimioterapia o radioterapia.