Nos complace que los programas de radio y televisión hayan tomado como tema principal la necesidad de aumentar el presupuesto a la salud. Esta actitud de los medios de comunicación es un reflejo de la enorme preocupación que ha causado la epidemia de chikungunya que azota a nuestra población.
En nuestras intervenciones en algunos de esos programas hemos sostenido que estudios realizados en la OPS/OMS precisan que para poder ofrecer salud a la totalidad de la población dominicana se necesitaría del 6% del PBI, a diferencia del 4% asignado a la educación.
También hemos destacado que, a diferencia de la educación, en salud tenemos que reunirnos gobierno, oposición y personalidades que han estudiado la problemática de salud, independientemente de sus particularidades partidaristas e ideológicas, para planificar qué hacer con el necesario aumento presupuestal al sector.
Consideramos establecer un borrador para la discusión de los temas que deben analizarse tal y como sugeriremos a continuación.
Incluir, con la primera partida del aumento presupuestario, a todos los habitantes legales que viven en el país en la Seguridad Social. Básicamente, en los regímenes subsidiados y contributivos subsidiados. No es posible que a trece años de promulgadas las leyes 42-01 y 87-01 alrededor del 50% de la población esté desprotegida.
Aumentar e igualar, tal y como dice la Ley 87-01, el Plan Básico de Salud al componente subsidiado de Senasa para que los pobres, que son los que más enferman, reciban atenciones con equidad y calidad.
Construir, comprar y alquilar los locales necesarios para establecer las unidades de primer nivel de atención en los barrios de las grandes ciudades y organizarlos de tal forma que a la familia que le toque una unidad no acceda a otra en el mismo barrio. Estableciendo, por vez primera, el sistema de referencia y contrarreferencia.
Sustituir el asistencialismo que criticó el presidente Medina en Roma, por la creación de empleo productivo y digno en esas Unidades. Nos referimos a que los líderes barriales puedan emplearse en sus mismos barrios en calidad de promotores de salud para visitar los hogares que se les asignen a fin de cumplir las diferentes tareas programadas. Así, el gobierno les brindará la oportunidad de tener un trabajo digno, aunque la permanencia en el mismo dependerá del cumplimiento responsable y efectivo de sus funciones.
Contratación del personal médico, enfermería y otros, por ocho horas de trabajo corrido, para que puedan rendir una labor permanente en los barrios. El Consejo de Administración Barrial sería el organismo que vele si cumplen o no con sus labores y, al igual que los promotores, sus empleos dependerán de su efectividad.
Conversión de específicas clínicas rurales en hospitales de segundo nivel. Estas clínicas fueron construidas en el cuatrienio 1978 -1982 y tienen como promedio 34 años de funcionamiento, con una población mayor que amerita diversas atenciones que pueden ofrecerse en esos lugares.
Como este tipo de organización –y la construcción de unidades de primer nivel de atención– no se hacen de la noche a la mañana, se pudiera adoptar el compromiso de ir elevando el presupuesto a la salud por resultados. Es decir, cada año el compromiso implicaría aumentar un 0.5% del PBI y, si se cumple a cabalidad lo programado ese año, continuar aumentándolo en esa proporción. Otras mejoras deben ser programadas, pero por razones de espacio no podemos expresarlas en este trabajo.
La propuesta la hemos presentado. Necesitamos que sea un tema de discusión en la próxima campaña electoral. Falta lograr que se comprometan los candidatos presidenciales a firmar el compromiso del aumento presupuestario antes, en caso de ganar el certamen.
Hacemos un llamado a la sociedad dominicana en general para movilizarnos y demandar el aumento del presupuesto para salud.