La Asociación de Concesionarios de Fabricantes de Vehículos (Acofave) planteó ayer que el incremento de las tasas de impuestos «selectivos», que propuso el senador Juan Morales, constituiría un golpe definitivo a las posibilidades del sector, de mantenerse a flote en las actuales circunstancias.

Además, manifestó que su efecto sería contraproducente y en vez de elevar, disminuiría las recaudaciones, porque mientras más altos sean los impuestos a los vehículos, menores serán las ventas y menos impuestos se recaudarán en las aduanas.

Consideró que esa propuesta significa una regresión en cuanto a la tabla de rangos, pues en lugar de utilizar las categorías usadas en la actualidad por la Dirección General de Aduanas, retoma los rangos que aparecían en la Ley 147-00 del año 2000.

Sobre lo mismo, la Acofave envió una carta de felicitación a la sección Económica de este diario, por un artículo que se publicó el pasado lunes donde se analiza la situación a que se verían expuestos los adquirientes de vehículos nuevos, si se modifican las tablas del impuesto selectivo al consumo.

El impuesto «selectivo» se calcula en adición a otros impuestos que se pagan en las aduanas del país, que incluyen el arancel de 20%, un 12% de ITBIS, el recargo cambiario de 10%, el recargo temporal de 2%, así como las placas RD$2,545 y la Autoridad Portuaria, RD$515.

«Las ventas de los vehículos de motor han venido experimentando una estrepitosa caída durante los últimos doce meses y las estimadas en el 2003 serán inferiores al 50% de las ventas durante el 2002, lo que indica que este año se venderán menos de la mitad de los vehículos vendidos el año pasado”.

Según la Acofave, el alza en la tasa impositiva no necesariamente se refleja en un incremento en las recaudaciones, sino que, por el contrario, puede significar una reducción significativa del volumen de unidades importadas y por ende, del monto de los impuestos aduanales recaudados.

Este es el documento completo donde la Acofave fija su posición sobre el proyecto de ley «Contingencia Fiscal y reforma tributaria» del senador por Hato Mayor, Juan Morales Vilorio.

La Asociación de Concesionarios de Fabricantes de Vehículos (ACOFAVE) compuesta por las veintidós empresas importadoras autorizadas de vehículos, se opone al aumento propuesto en el «Proyecto de Ley de Contingencia Fiscal y Reforma Tributaria» del Senador Juan Morales Vilorio (PRD) de Hato Mayor, mediante la cual se eleva significativamente el impuesto «selectivo» a los vehículos de motor.

La propuesta significa una regresión en cuanto a la tabla de rangos, pues en lugar de utilizar las categorías utilizadas en la actualidad por la Dirección General de Aduanas, retoma los rangos que aparecían en la Ley 147-00 del año 2000. Este cambio de rango perjudica a los vehículos utilitarios que estaban exentos del selectivo hasta los US$15,000 y ahora se disminuye hasta los US$10,000.

El impuesto «selectivo» se calcula en adición a otros impuestos que se pagan en las aduanas del país, que incluyen el arancel propiamente dicho (20%), el ITBIS (12%), el recargo cambiario (10%), el recargo temporal (2%), la placa (RD$2,545) y la Autoridad Portuaria (RD$515).

Las ventas de los vehículos de motor han venido experimentando una estrepitosa caída durante los últimos doce meses. Las ventas estimadas durante el 2003 serán inferiores al 50% de las ventas durante el 2002, es decir se venderán este año menos de la mitad de los vehículos vendidos el año pasado.

La baja en las ventas se ha debido al incremento en la tasa de cambio, al correspondiente aumento de los impuestos, al aumento del recargo cambiario, al establecimiento del recargo temporal, al incremento de las tasas de interés bancario, al aumento del precio de los vehículos, y a la disminución del poder adquisitivo de la clase trabajadora y de los asalariados. El precio de un vehículo económico, tal como el Honda Civic, ha aumentado desde RD$325,000 en julio del 2002 a RD$495,00 en julio del 2003 y a RD$690,000 en la actualidad.

El incremento de las tasas de impuestos «selectivo» constituiría un golpe definitivo a las posibilidades del sector de mantenerse a flote dentro de las actuales circunstancias. Al mismo tiempo su efecto sería contraproducente y en vez de elevar, disminuiría las recaudaciones. Mientras más altos sean los impuestos a los vehículos, menores serán las ventas y menos impuestos se recaudarán en las aduanas del país.

Experiencias recientes en el país, como fue el caso del 10% de impuesto transitorio a las importaciones de vehículos y otros bienes, han demostrado que un alza en la tasa impositiva no necesariamente se refleja en un incremento en las recaudaciones, sino que por el contrario, puede significar una reducción significativa del volumen de unidades importadas y por ende del monto de los impuestos aduanales recaudados.

Durante períodos de devaluación e inflación, la tasa de cambio sube y los precios de los productos suben. Como los impuestos se calculan sobre porcentajes fijos, los impuestos aduanales y el ITBIS aumentan automáticamente. El sector oficial es de los pocos sectores que cuentan con el privilegio de que sus ingresos en pesos se ajustan, sin necesidad de mover las tasas impositivas ni crear nuevos impuestos.

Los impuestos por unidad cobrados por el gobierno entre julio del 2002 y julio del 2003 prácticamente se duplicaron, a pesar de que el recargo cambiario había disminuido un cuarto del uno por ciento. El incremento al 10% del recargo cambiario y el 2% de recargo temporal significa un aumento de aproximadamente el 33% de los impuestos recaudados por unidad. Un aumento adicional en el selectivo, llevaría el precio de venta a niveles fuera de toda proporción.

Si se desea aumentar el volumen de impuestos percibidos por concepto de importaciones de vehículos, se debe dar consideración a una disminución de los gravámenes descritos anteriormente, por lo menos en la primera escala del selectivo que debe mantenerse hasta los US$15,000 CIF. Haciendo esto se logrará dar una señal positiva de que la situación está empezando a mejorar, y se hará posible compensar con el aumento en el volumen de importaciones, la pérdida de ingresos que genere el desmonte propuesto.