Aunar voluntades nacionales contra el desgano gubernamental

Aunar voluntades nacionales contra el desgano gubernamental

La pertinente decisión presidencial de no repostularse pudiera provocar desgano en la administración pública con el consecuente agravamiento de la   situación que estamos viviendo en términos de producción, productividad, generación de puestos de trabajo, prestación de servicios públicos, seguridad ciudadana, idoneidad en el manejo del patrimonio nacional e identidad dominicanista.

Se impone pues aunar voluntades para evitarlo. Conviene a todos: a la población que no vería agravados sus problemas y a las nuevas autoridades a ser electas puesto que encontrarán  situaciones más manejables. Y las salientes quedarían estigmatizadas por la hidalguía originada en el desempeño responsable en la conducción de la cosa pública, sustentable de opciones futuras.

Por eso las instancias responsables de la suerte de la nación – medios de comunicación, políticos, eclesiásticos, sociedad civil, empresarios, profesionales, grupos populares, – debemos aunar voluntades hasta cerrar filas con el Presidente Fernández para impedir que el desgano se apodere de la administración pública ocasionando desempeños  indiferentes y/o negligentes durante el largo período de 16 meses que faltan para la entrega del poder.

Ello resulta más necesario teniendo en cuenta que gran parte la situación presente se debe a los déficits internos y externos aupados o tolerados por lineamientos cambiantes de una comunidad internacional que nos hace víctimas de sus propios errores y volatilidades; ejercidas por gobiernos y organizaciones internacionales mutantes en función de sus intereses particulares.

La volubilidad del gobierno norteamericano en materia de gastos públicos y endeudamiento, el coreo practicado por el G20 y la ambivalencia del FMI; constituyen muestra de esta afirmación.

Por eso el aunamiento de voluntades ha de sustentarse en nuestras potencialidades domésticas, contemplando desde propuestas hasta vigilancias; pudiendo implementarse poniendo en práctica la concertación mandada en el Artículo 251 de nuestra fresca Constitución que establece “la participación organizada de empleadores, trabajadores y otras organizaciones….en…materia económica, social y laboral”, lo cual evitaría, p.e.,  imprudencias en manejos de temas como el salarial.

Ese espíritu de concertación podría, además, inspirar la materialización del ideal expresado por el Presidente Fernández en Madrid, previo a asumir por primera vez la jefatura del Estado en 1996, de conformar un gobierno de unidad nacional entre los partidos políticos con representación congresional; pudiendo estructurarse sobre la base de agendas que armonicen lo inmediato con lo mediato, incluyendo el larguísimo plazo ya presentado al Congreso mediante la Estrategia Nacional de Desarrollo.

Así, el Presidente Fernández magnificaría su vocación de arbitraje que manifestara para la competencia interna en el PLD hacia el nivel más trascendental de convertirse en garante de una transición democrática sin traumas ni agravamiento de las dificultades que atravesamos.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas