Aunque  enfrentan dificultades, situación de las niñas mejora

Aunque  enfrentan dificultades, situación de las niñas mejora

Casi todas las niñas de  Uganda y muchas de la República Dominicana y las Filipinas ya tienen tareas diarias que cumplir en el hogar a la edad de cinco  años, según establece un estudio hecho en nueve países  por Plan Internacional.

La investigación, en la que se le dio seguimiento a 142 niñas que nacieron en el año 2006 para determinar en qué situación viven y se desarrollan, estableció que en muchas partes del mundo las niñas de familias pobres se alimentan menos, son más propensas a sufrir de violencia y tienen menos probabilidades de asistir a la escuela que los varones.

A pesar de ello, su situación ha mejorado con relación a  las de otras generaciones: son más las que sobreviven a los cinco años, la mayoría está matriculada en la escuela o en el preescolar,  tiene acta de nacimiento y fue vacunada al nacer, resalta el estudio   titulado “Porque Somos Niñas, Esperanzas y Sueños”.

“Ahora las niñas conocen sus derechos dicen que las mujeres pueden hacer el tipo de trabajo que antes hacían los hombres y que la infraestructura, los servicios y la tecnología han traído grandes avances que han sido principalmente beneficiosos para las mujeres. También hay más oportunidades para las niñas y las mujeres”, señala el estudio.

Mercedes, la abuela de  Noelia, una niña  dominicana,  habla de esto.  “Las mujeres de ayer solamente pasaban su tiempo en la casa y eso no era bueno. Ahora las mujeres tienen el derecho de hacer todo lo que hace un hombre”.

El  poder salir del hogar, sin embargo, también ha traído algo negativo: las niñas y las mujeres están más expuestas a los accidentes y la violencia potencial.

Educación.   Las principales responsabilidades que tiene  la mayoría de las niñas en el hogar sigue siendo cocinar, limpiar, acarrear  el agua, recoger leña (donde hay invierno) y cuidar a los demás. Los niños asumen pocas o ninguna de estas tareas.

Pese a esto, y que aún hay 39 millones de niñas a las que se les niega la oportunidad de educarse, las niñas han logrado romper un mito: que no vale la pena invertir en la educación de las mujeres.

El 84% de las niñas que participaron en el estudio ha empezado a asistir con regularidad a la escuela. Entre las que no lo hacen, sus familias dijeron que las razones son la distancia,  el tiempo o la seguridad.

En lugares como la República Dominicana,  Brasil y las Filipinas indicaron que entre las barreras para mandar a las niñas a la escuela están las lluvias fuertes y los deslaves. Las pequeñas de estos lugares están todas matriculadas en la escuela.

Pobreza.  Ese es el gran drama que enfrentan las niñas. Las enfermedades que han padecido así lo demuestran: disentería, dengue, problemas respiratorios, desnutrición y diarrea. Esta última está directamente vinculada al agua contaminada.

Pero lo económico también influye cuando se trata de enviar a las niñas a la escuela:  aunque la educación es gratuita en todos  los países donde se hizo el  estudio,  en Brasil, Benín, República Dominicana,  Vietnam, Filipinas Uganda y El Salvador se realizaba algún tipo de cobro a las familias (uniformes, tasas comunitarias y tasas no oficiales).

Delincuencia.  Una  de las mayores preocupaciones de los padres y abuelos  tiene que ver con las amenazas del mundo en el que nos desenvolvemos. ¿La principal? La violencia y la falta de protección para sus hijas y nietas a medida que se alejan de la seguridad de su familia inmediata para ir a la escuela.

Las familias también se inquietan por las drogas, la delincuencia y el sexo. “Antes la vida era sana, ahora no lo es; se ha complicado con las drogas y la delincuencia. Hay que tener mucho cuidado”, dijo el padre de Lorrainy, dominicana.

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Países en estudio

Las niñas que aparecen en el estudio son de Benín, Brasil, Camboya, República Dominicana, El Salvador, Filipinas, Togo, Uganda y Vietnam.

De madres a hijas

El 86% de las madres habían tenido alguna educación pero la mayoría había dejado la escuela primaria en el tercer grado. Todas quieren que sus hijas tengan la educación que a ellas les faltó.

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