Aura Celeste y los trapos sucios

Aura Celeste y los trapos sucios

Escuché de la doctora Aura Celeste Fernández  una frase que un amigo mío calificaría como “frase feliz”.

En la contestación pública suscitada en la Junta Central Electoral donde Aura Celeste  es una de las protagonistas, uno de los miembros de la Junta expresó que “los trapos sucios  se lavan en casa”  a lo que la doctora Fernández  respondió que los trapos sucios  se lavan en casa cuando son propios, pero no así si son ajenos.  Esa expresión  encierra  un gran contenido ético en lo que concierne a la función pública.

Los fondos que administra la Junta Central Electoral son propiedad  del pueblo dominicano y nada  que los envuelva le es ajeno a éste.  No conozco razones para pensar que en la Junta Central Electoral haya manejos irregulares;    tengo en cambio en alta estima la conducta de sus miembros, no obstante estoy convencido de que iniciativas como la de la doctora Fernández  ayudan a que cualquier institución pública se maneje con mayor transparencia.

No olvidemos que la ley 2000-04 sobre libre acceso a la información pública se creó con el expreso propósito de abrir al conocimiento del público las informaciones sobre actividades que desarrollen las instituciones estatales, permitiendo el acceso a los actos de las asambleas, al conocimiento de  sus presupuestos y proyectos y la ejecución de los mismos.

El requerimiento público hecho por un miembro de un órgano del Estado para que le suplan informaciones, no debe espantarnos. Estamos en la era de la transparencia y la información, o por lo menos  así está garantizado en la formalidad de la ley.

La de Aura no es mala conducta que haya que censurar, al contrario, es conducta plausible y digna de imitar aun cuando los requeridos estén fuera de sospecha.

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