Auschtswitz: un clamor al caótico escenario mundial

Auschtswitz: un clamor al caótico escenario mundial

Mi conciencia sobre el mundo y la naturaleza humana, luego de visitar el campo de exterminio de Auschtwitz y reflexionar sobre los acontecimientos que dieron origen a la Segunda Guerra Mundial, el surgimiento del fascismo, las rivalidades económicas entre las potencias de aquella época, la primera guerra mundial, los acuerdos de Versalles, la gran crisis económica de 1929, y líderes políticos que no representaban los intereses más genuinos y elevados de las sociedades que dirigían, me llenan de pavor, cuando hago un ejercicio de equivalente al mundo actual.

Lo acontecido en Auschtswitz, donde murieron más de un millón 100 mil personas, desborda los límites de la maldad y la crueldad. A ese lugar fueron llevados, junto a los judíos, republicanos españoles, enemigos políticos de los nazis, clérigos, testigos de Jehová, gitanos y homosexuales. Deportados de todos los países de la Europa ocupada estuvieron en este poblado de la primera capital de Polonia, Cracovia.

 Los investigadores sobre el holocausto judío indican que murieron casi 150,000 polacos, en general prisioneros políticos; cerca de 23 mil gitanos de distintos países europeos, más de 15,000 prisioneros de guerra y algunos miles de prisioneros de distintas nacionalidades. Estos comportamientos demenciales, propios del homo economicus, según el historiador Christopher Browning, son claramente expresados en los experimentos realizados por el psicólogo Stanley Milgram en 1962, en la Universidad de Yale.

Él pudo demostrar que los seres humanos obedecen órdenes de una autoridad, aunque éstas entren en conflicto con la conciencia propia. Una gran cantidad de sujetos optan por ceder a la presión del grupo a que pertenecen y se liberan de responsabilidad convalidando sus acciones con la lealtad a las autoridades que les rigen.

Los nazis se dieron cuenta de que la guerra como proyecto político, y teniendo el odio como motor, levantaría la moral de una Alemania postrada en la pobreza y humillada por los acuerdos de Versalles, podía funcionar e incluyó a la mayoría del pueblo alemán en su aciago proyecto del Tercer Reich. El convulso escenario mundial tiene ahora muchos elementos que se asemejan a los que dieron la base para crear el terreno donde germinaran las acciones que dieran como resultado a Auschtswitz y veo más confirmadas mis aprensiones cuando leo una reciente entrevista que le hicieran, recientemente, al filósofo español Emilio Lledó, quien expresa que: “el imperio de la indecencia domine en la política es intolerable; ese imperio es fruto del dominio de ciertas oligarquías que piensan que lo único que hay que hacer es ganar dinero y crear ideologías aptas para que esa oligarquía siga con poder”. El complejo militar industrial y los grandes grupos financieros y económicos del planeta avasallan con su dictadura, imponiendo su voluntad, de múltiples formas a débiles estados nacionales, que han visto mermar sus poderes en los escenarios donde se digita el futuro del planeta.

Y es por esto que debemos hacer conciencia crítica, viéndonos en el espejo de Auschwitz, y empezar a clamar por un justo y equitativo escenario mundial, antes de que sea demasiado tarde.

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