Auspicioso debut de director dominicano Guillermo Mota en Temporada Sinfónica

Auspicioso debut de director dominicano Guillermo Mota en Temporada Sinfónica

Especial para HOY¡Alegría!
En este segundo concierto de la Temporada Sinfónica el pasado miércoles en el Teatro Nacional, hace su debut como director, Guillermo Mota, quien funge a su vez como director asociado de nuestra Sinfónica Nacional. Su inicio en este campo es verdaderamente prometedor, talento y temperamento se unen en este joven director dominicano.
La noche musical se impregnó de los aires característicos de la música rusa. “La Gran Pascua Rusa” del compositor ruso Nikolai Rimsky-Korsakov, inició el concierto; llamada “obertura de concierto” también calificada como “poema sinfónico”, es impresionante por su austeridad religiosa y sus maravillosos colores orquestales, basados en temas del obikhod, colección de cantos litúrgicos de la iglesia Ortodoxa Rusa. En la lenta introducción se escuchan dos entrañables cantos “Dios resucitara” y “El Angel habló”, el sombrío colorido del Andante lúgubre pinta el Santo Sepulcro. El Allegro conduce al ambiente festivo de la Misa del Gallo, el solemne sonido de la trompeta –Victor Mitrov- es seguido por alegres toques de campanas. De nuevo, trompetas y campanas iluminan la cantilena Cristo ha resucitado, del segundo tema. La sinfónica lució afinada, pautada con precisión cada entrada, por el novel director.
Gran expectativa se había generado con la presentación del joven violinista dominicano Antonio Rincón, al que no habíamos escuchado anteriormente. El concierto para violín y orquesta de Aram Khatchaturian, -escogido para su debut como concertista en el país, era una verdadera osadía, dadas las características brillantes de esta obra, repleta de episodios pintorescos, en la que toda la partitura del violín posee una escritura particularmente virtuosística. En los dos temas del primer movimiento –Allegro con fermezza- uno rítmico, alegre, otro melódico, el joven violinista logra transmitir con gran sensibilidad el contraste de los temas. La gravedad de las maderas, inicia el segundo movimiento –Andante sostenuto- luego el solista se decanta al exponer un tema de apasionado lamento. El rondó del tercer movimiento –Allegro vivace- proporciona un clima de danza, donde el solista se crece. La orquesta en determinados momentos opacó el sonido del violín, cuya calidad no es la mejor, lo que no impide reconocer que estemos frente a un talento, con futuro prometedor. En alas de la música de Sergei Prokofiev, nuestra imaginación nos lleva hasta el escenario, y recrear la suite de su ballet “Romeo y Julieta”, inspirada en el drama homónimo de Williams Shakespeare, y coreografiada por el célebre Leonid Lovrovski. El bellísimo tema de las rivales familias Montescos y Capuletos, es una especie de leivmotiv que identifica el famoso ballet. Otros momentos memorables son: el tema de amor de los amantes de Verona, la “escena del balcón” y el final, “Romeo en la tumba de Julieta”, donde la música adquiere un lirismo íntimo y conmovedor. La Orquesta Sinfónica, alcanzó sonidos brillantes, destacando la participación de Zvezdana Radojkovic, esta vez en su calidad de concertino.

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