¿Austeridad o reforma fiscal inocua?

¿Austeridad o reforma fiscal inocua?

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Urgido por la necesidad de buscar los recursos que reemplacen las cargas fiscales que se van a derogar por motivos de la entrada en vigencia en el 2006 del TLC con los Estados Unidos, el Gobierno dominicano ha colocado al país en un dilema de que acepte una reforma fiscal de muchos imponderables, pero debe dar un ejemplo de austeridad, atacando de frente a los grandes dispendios que afloran por cada rincón de la administración.

El gobierno está vendiendo la idea de que la reforma fiscal propuesta es inocua, ya que al eliminar el 13% del recargo cambiario, así como otras cargas que afectarían el espíritu del CAFTA-RD, los importadores lo eliminarían del precio de sus mercancías llegadas de ultramar, pero se reemplazarían por nuevas cargas del ITBIS, y como siempre, más gravámenes para las bebidas alcohólicas y el tabaco.

Lo anterior parece lógico, pero ocurre que pese al descenso asombroso de la prima del dólar o tasa de cambio, que en un año se redujo en un 90%, los precios no se ha reducido con esa misma rapidez, y aún cuando ahora hay muchos productos importados a menor costo, hay otros que experimentan continuamente alzas en sus precios. Esto deja una mala sensación en los consumidores, que no creen que la inflación ha descendido o que la mejoría económica ha permitido un fortalecimiento macro económico incuestionable, fruto de la confianza generada por los funcionarios responsables que tienen a su cargo el sostenimiento de ese renacer de la economía, que estuvo afectada por una desacertada gestión política del período 2000-2004.

Lograr que la reforma fiscal sea de las simpatías de todo el mundo tendría que ser en base a un convencimiento de ver que el gobierno aplique un severo plan de austeridad, que hasta ahora no ha puesto en práctica; incluso, los planes anunciados para hacerle frente al alza continua del petróleo no han cuajado en algo concreto y creíble que haga ver que se está economizando combustibles. Aún cuando ya la gente cree que los continuos apagones generales de más de 12 horas que de manera continua afectan al país desde la pasada semana es por la escasez de combustible, necesidad de ahorrar el mismo o falta de dinero para comprarlo.

El Gobierno, para lograr el respaldo a la necesidad de que sus ingresos no se debiliten, fruto de la eliminación de las cargas aduanales, debe dar señales claras y sinceras de austeridad, cosa que no ha hecho desde sus inicios en agosto del 2004. Por el contrario hipertrofió la administración pública con decenas de cargos como los de subsecretarios de Estado, vicecónsules, ayudantes, inspectores, etc., y renovación del parque vehicular para sus funcionarios con la aparición de las jeepetas, operaciones que no se compadecen cuando el barril de petróleo es difícil que descienda por debajo de los $60 dólares para lo que resta del año.

Asimismo, se deberían reforzar los grandes esfuerzos que lleva a cabo la Dirección General de Impuestos Internos, que ha logrado aumentar notablemente sus ingresos con sus diversas campañas compulsivas y de investigación de evasiones, detectando a nuevos contribuyentes, lo cual ha permitido que los ingresos fiscales se eleven a niveles nunca antes vistos, pero sin poder alcanzar los $18 mil millones de pesos mensuales que se necesitan para cubrir el presupuesto de los $220 mil millones de pesos estimados para el presente año.

Parece ser que el Congreso rechazaría la reforma fiscal propuesta, como se ve en el temperamento de los legisladores en las proximidades de un evento electoral, en que el PRD buscaría por todos los medios la forma de asegurar sus posiciones, frente a una embestida del partido oficial, que ya con sus errores verbales y de estrategia estaría en la zaga del algo similar a lo que le ocurrió en las elecciones de medio término de 1998.

La reforma fiscal se ha convertido en una reforma política, y como tal, los dos partidos mayoritarios se van a enfrentar, llevando el oficialismo la peor parte, que pese a sus esfuerzos en adecentar sus ejecutorias se descuidó al consentir tantos nombramientos de poca utilidad, favoreciendo a sus seguidores más fieles, lo cual, acompañado de las jeepetas, ha impactado negativamente en la población que lo coteja con la falta de acción contundente para hacerle frente a los actos de corrupción que se cometieron en el pasado, y por falta de pruebas sólidas, el Gobierno no quiere hacer nada sin estar seguro que la ciudadanía reconocerá esos esfuerzos, cosa que según la encuesta de este diario no se ve como un logro a la gestión por la impunidad que se esparce por todos lados, dejando a la masa silente, decisoria de quienes ocupan la presidencia, sin nadie quien la defienda.

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