Australia con un entrenador con experiencia en Mundiales de Fútbol

Australia con un entrenador con experiencia en Mundiales de Fútbol

POR MARIO ARVELO, HÉCTOR MOLINA Y ARTURO PEÑALÓ
(21)

Existen entrenadores fetiche para el Mundial de Fútbol, y Bora Milutinovic es uno de ellos: seleccionó a cinco oncenos que eventualmente llegaron, de sus manos, a la fase final. La sorprendente cadena comenzó con México en su propio Mundial de 1986; cuatro años después dirigió a Costa Rica en Italia; en Estados Unidos 1994 comando las tropas de los duenos de casa; luego llevó las riendas de Nigeria en Francia 1998; en Corea y Japón 2002 entrenó a la República Popular China, fallando este año con Honduras.

Mencionarlo en este contexto es el prólogo ideal para escribir el nombre del holandés Guus Hiddink, quien clasificó a su país para el clásico de 1998 y a Corea del Sur en el siguiente, logrando en ambas ocasiones el acceso a semifinales. Ahora le tocará intentarlo desde el banquillo australiano.

La clasificación misma de los socceroos es una hazaña, visto que no juegan en la fase final desde que lo hiciesen “en la que se estrenaron a este nivel” en la anterior cita organizada por Alemania, en 1974. En aquella oportunidad la participación de los oceánicos fue menos que discreta, sumando apenas un punto como consecuencia de un empate con Chile a cero goles. Perdieron sus otros dos partidos frente a las selecciones de la República Federal de Alemania (3-0) y de la antigua República Democrática Alemana (2-0). Como resulta aritméticamente evidente, los australianos tienen pendiente marcar su primer gol en una fase final de la Copa del Mundo.

Como muestra de que la zona oceánica es de muy bajo nivel, a pesar de no ser una potencia futbolistica de primer orden, han sido precisamente los australianos quienes la han dominado. 

Y lo han hecho con una superioridad que se ha tornado absoluta, a tal punto, que la FIFA ha desterrado a los que crían marsupiales a la más competitiva zona asiática, razón por la cual su eventual participación en el torneo de Sudáfrica 2010 se antoja “desde ya” una carrera cuesta arriba. En las preliminares de la que ya no será su zona, Australia arrolló por última vez: preclasificada junto a Nueva Zelanda para una liguilla que celebró todos sus encuentros en Adelaida y en la cual los equipos que ocupasen los dos primeros puestos se enfrentarían en una final a ida y vuelta, terminó invicta en sus cinco encuentros (empató a dos goles con las Islas Salomón).

 Despachado el archipiélago con agregado de 9-1, Australia se enfrentó a Uruguay, a quienes castigó en tanda de penales tras cada selección imponerse a domicilio por 1-0.

Hay un nombre en mayúsculas para explicar las victorias australianas y su presencia en Alemania 2006: Hiddink.

El consumado entrenador “cuya casa familiar en Varsseveld se convirtió en centro de peregrinación de turistas surcoreanos luego de que los llevara a un inesperado cuarto puesto hace cuatro años” tomó las riendas del equipo en el verano de 2005 ante la marcha de Frank Farina, empujado a las filas de desempleados debido a la desastrosa participación de su selección en la Copa Confederaciones, donde perdieron de Alemania, Argentina y Túnez. Hiddink, de 58 años, suena insistentemente como sucesor de Sven-Goran Eriksson como seleccionador inglés una vez hayan concluido las hostilidades planetarias de este verano.

El estratega que llevó a los socceroos a su primer Mundial hace cinco lustros, Rale Rasic, resume en una frase contundente los aportes de Hiddink a propulsar la causa del balompié del gigante oceánico ala escena universal: “este hombre se merece todo el crédito, porque ha sido quien ha transformado este equipo, y de una formación ordinaria lo ha convertido en una formación muy exitosa, competente en extremo y bien organizada”.

Del resto, sobre el terreno, se encargan estrellas como Mark Viduka, Harry Kewell, Marco Bresciano, John Aloisi o el arquero Mark Shwarzer. Podemos atribuir buena parte del progreso cualitativo que ha registrado Australia a la exportación de sus principales figuras a las exigentes ligas europeas, donde han pulido su talento.

En especial consideración debe ponerse a Inglaterra, cuyas ligas albergan a Schwarzer y Viduka (ambos con el Middlesbrough), Josip Skoko (Wigan Athletic), Ahmad Elrich (Fulham), Joel Griffiths (Leeds United), Luke Wilkshire (Bristol City), Lucas Nelly y Brett Emerton (Blackburn Rovers), Stan Lazaridis (Birmingham City), Tony Popovic (Crystal Palace) y Tim Cahill (Everton).

Párrafo aparte merece Kewell, llamado el Mago de Oz por su capacidad de reconvertirse de un lateral izquierdo de velocidad en un goleador de sorpresivos arranques y posibilidad de traer desequilibrios por doquier.

Este habilidoso jugador, quien tuvo una prolífica estancia en el Leeds United, actualmente milita en el Liverpool. Otros canguros se destacan en el continente europeo, y su aporte a la escuadra mundialista habrá de ser altamente valorado: Aloisi (Deportivo Alavés), Tony Vidmar (Breda), Archie Thompson y Jason Culina (los dos con el PSV de Eindhoven), Marco Bresciano y Vincenzo Grella (ambos con el Parma, y que, por demás, como sus nombres indican, son de ascendencia italiana), Zeljko Kalac (AC Milan) y

Tony Vidmar, quien compite en las filas del Breda holandés.

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