El Gobierno de Austria, formado por democristianos y ultranacionalistas euroescépticos, asumió ayer la presidencia de turno del Consejo de la Unión Europea con un programa centrado en la lucha contra la inmigración y la seguridad. Liderado por el canciller Sebastian Kurz, esta presidencia austríaca de la UE -la tercera después de 1998 y 2006- tiene como lema “Una Europa que protege». Si bien su agenda de política europea está dominada por la migración y la seguridad, el propio Kurz destaca la digitalización de la economía europea y la integración de los países de los Balcanes Occidentales en la UE como otras dos prioridades. Aparte de su cercanía geográfica y sus lazos históricos con los países de los Balcanes, Austria sigue siendo uno de los principales inversores extranjeros en esa región. Al margen de estas tres prioridades definidas, la presidencia austríaca deberá tratar otros dos temas de máxima importancia- la negociación del marco financiero comunitario para el período 2021-2027 y la recta final de la salida del Reino Unido de la UE, prevista para marzo de 2019.