Dos centavos de cerebro
Hace algunos años que no vemos a un gran amigo a quien nuestra cofradía le decía El Profeta. De tanto adivinar se le descargaron las baterías cerebrales y, apenado, nos confesó que se retiraba de ser predictor porque solamente le quedaban dos “cheles” de cerebro, pero que, aún con esa mínima carga podía predecir los […]