Autobuses obstruyen desenvolvimiento avenida Duarte

Autobuses obstruyen desenvolvimiento avenida Duarte

POR LLENNIS JIMÉNEZ
La avenida Duarte, principal polígono comercial para el abastecimiento de un amplio sector de escasos recursos, opera en medio de un tráfico vehicular desordenado, obstruido por unas 15 terminales de autobuses.

Parte de la inseguridad que afecta a esta arteria comercial la generan las zonas aledañas, en muchas de las cuales hay marginalidad.

La molestia que sienten los clientes que van a esta vía empieza por la falta de espacio para caminar. Las estrechas aceras de las principales vías están ocupadas por las paradas de autobuses que viajan hacia todas las regiones del país.

En la Duarte se cuentan varias terminales que van hacia el Sur del país, la región Este y el Cibao, así como los municipios de Boca Chica y Guerra, de las que cada cinco y diez minutos sale un autobus.

En la Ravelo hay unas seis terminales que van hacia Haina, San Cristóbal, Baní, Azua, entre otras localidades.

Prácticamente no hay área por donde transitar en calles como la Ravelo, que es la más accidentada, Caracas, Ana Valverde, París, José Martí y la Duarte, entre la 27 de Febrero y la México.

Los frentes de las edificaciones que alojan las paradas y sus oficinas están repletas de basura, con utensilios desechados por los pasajeros y que son arrastrados al alcantarillado.

En esta zona comercial no se respetan las señales de tránsito y las labores de los agentes que controlan tráfico queda minimizada, ante la cantidad de infracciones que cometen los conductores. La más frecuente es abordar en medio de la calle.

 Las terminales de autobuses se han apropiado de la mayoría de los espacios públicos y hacen de ellos sus estacionamientos.

Los carros del transporte  público y estacionarios también taponan la Duarte, muchos se estacionan frente a las tiendas.

Las autoridades municipales se comprometieron a solucionar el caos en el transporte, pero su proyecto de acondicionamiento no se refiere al rescate de este servicio interurbano.

EL ROSTRO DE LA DUARTE

El agitado y violento ambiente de la Duarte, que continúa arrabalizada y con poca higiene, lo empeora el barullo y las acciones delictivas de grupos que quitan carteras, celulares, cadenas y otros objetos de valor a los visitantes.

La Duarte colinda con Villa Francisca, Villa María, San Carlos y un poco más lejos, Villa Consuelo, sectores con una alta densidad poblacional en un ambiente en el que las autoridades de Ayuntamiento del Distrito Nacional procuran convertirlo en un paseo, seguro, limpio y moderno.

 Los buhoneros se instalan también en los frentes de las tiendas por departamentos.

Juan Colón, residente en el entorno de la Duarte, señala que la vida de este perímetro se hace cada vez más difícil, porque se han apropiado de los espacios tanto de los vehículos como los vendedores.

Patricia Reyes, nacida en Villa Francisca, indica que la violencia que se le atribuye a su barriada, de la que añora la otrora tranquilidad, es ocasionada por dos o tres muchachos con mala conducta.

CON LOS BUHONEROS

La mayoría de los vendedores de la Duarte permanecen en sus puestos de trabajo, varias semanas después de que el Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN) anunciara su inmediato retiro y repartiera los RD$30 millones aportados por la Asociación de Comerciantes para indemnizar a los desalojados.

De la avenida Duarte y la calle José Martí, entre la Ravelo y la Caracas, fueron trasladados casi todos los buhoneros, pero de ese punto hacia la parte norte, quedan en sus áreas casi la totalidad de los vendedores.

La Duarte es una de las pocas arterias comerciales del país donde los comerciantes improvisan tiendas de electrodomésticos en la vía pública y que abren paraguas playeros para instalar negocios. Desde puestos de ropa, de bultos, calzados nuevos y usados, hasta negocios de música y vitrinas de reparación y ventas de celulares se encuentran amontonadas en esta arteria.

La gente recorre la vía en medio de la calle porque los buhoneros se apropiaron de ella. En algunas tiendas por departamentos ni siquiera se aprecia los letreros que las identifican por la cantidad de vendedores arrimados en sus paredes. En muchos establecimientos las ofertas de temporada han tenido que anunciarse a través de altoparlantes, porque la gente no la aprecia en las vitrinas y las puertas de entrada se confunden con la de la salida, a consecuencia del tumulto aproximado a los negocios.

Vendedores de libros se instalan en camionetas en las puertas de las tiendas  de la Duarte, con letreros que anuncian la venta, cambio y compra de libros nuevos y usados. Allí, reparan los textos y los exhiben en bancos y mesas.

OCUPAN ELEVADO

La calle de la París debajo del elevado de la avenida Duarte está llena de buhoneros, colocados mediante un acuerdo «macabro» con las pasadas autoridades municipales.

Conforme la Sindicatura se hacía de «la vista gorda», los vendedores tomaron posesión de la vía, en la que en mesas y en el suelo expenden ropa, calzados y otras prendas de vestir. Las columnas del elevado fueron pintadas con llamativos letreros y usadas para colgar gorras y cordeles en los que se vende ropa usada. En este puntos, predomina el comercio de ciudadanos de ascendencia haitiana.

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