Autodidactas en las letras dominicanas

Autodidactas en las letras dominicanas

Tenemos a autodidactas que se han destacado en las letras dominicanas, sin haber pisado nunca por nuestras universidades y otros que asistieron, pero que no llegaron a obtener títulos algunos.
Son muchos los dominicanos que, sin haber obtenido un título universitario, hoy en días tienen un lugar reservado en las letras dominicanas.
El Premio Nobel de Literatura, el escritor portugués José Saramago, ha sostenido: «Yo creo que, a lo largo de la historia de la literatura, de todos los países y de todos los tiempos, son mucho más los escritores que no han ido a la universidad, que los que fueron a la universidad. No es una condición. Claro, la universidad te da información y conocimientos que en la vidas te van a ser útiles, pero la universidad no fabrica escritores. Hay Facultad de Ingeniería, de Economía, pero no hay una Facultad que forme escritores. No la hay, y no la habrá nunca. Uno tiene sus propios talentos, naturales o los adquiere y de ahí se sale o no se sale como poeta, novelista o ensayista. La universidad es necesaria en todo el mundo, pero podemos vivir sin ella». Eugenio García Cuevas. La palabra sin territorio (hablar en la posguerra fría). Colombia. Panamericana Formas e Impresos, S.A., 2004, editado Alfaguara. Páginas 251-52).
Estos han descollado en el periodismo, el magisterio, la publicidad, la literatura, la banca, la política, etc.
Cada uno de éstos ha tenido el hábito de la lectura y lo han hecho bajo disciplina.
«Se comienza leyendo -dice Rufino Martínez- a todo el mundo, sin saber uno distinguir la calidad de lo leído, pero corrido el tiempo y ya madurado el juicio y formada algo así como conciencia crítica, se acaba por no leer a todo el mundo».
Los mismos han mantenido un ritmo de lecturas constantes y permanentes. Se han desenvuelto en un entorno de tertulias literarias y de contactos permanentes con los intelectuales de más fustes del país.
El historiador e intelectual puertorriqueño, Rufino Martínez nos ha narrado su experiencia de la manera siguiente: «La necesidad de las lecturas origina las bibliotecas; pero éstas, con respecto a cada individuo, se deben formar progresivamente, conforme se va ampliando el horizonte mental creado por la lectura misma. La lectura de un libro sugiere o puede sugerir la adquisición de otros, en razón del interés sobre determinado tema, o la curiosidad contagiosa originada por los variados aspectos de una cuestión».
En nuestro país, han descollado en las letras como autodidactas un sinnúmero de escritores e intelectuales, a saber: Salomé Ureña de Henríquez (profesora, poeta y escritora), Rufino Martínez (profesor, historiador, biógrafo y escritor), Juan Bosch (político, ex presidente de la República, cuentista, novelista y escritor), Ramón Marrero Aristy (periodista, novelista, cuentista, historiador y escritor), Tomás Hernández Franco (poeta y escritor), Manuel del Cabral (poeta, novelista, diplomático y escritor), Domingo Moreno Jimenes (profesor poeta y escritor), Diógenes Valdez (cuentista, novelista y escritor), J. Agustín Concepción (periodista, historiador, genealogista y escritor), Rafael Herrera Cabral (periodista y escritor), Pedro Antonio Valdez (poeta, novelista y escritor), Armando Almánzar R. (crítico de cine, cuentista, novelista y escritor), René del Risco Bermúdez (poeta, publicista, cuentista y escritor), Juan  José Ayuso (poeta, periodista, publicista y escritor), Mario Alvarez Dugan (periodista y escritor), Rafael Abreu Mejía (poeta y escritor), Radhamés Reyes Vásquez (poeta y escritor), Efraim Castillo (novelista, publicista y escritor), Cándido Gerón (poeta, bibliógrafo, antólogo y escritor), Pedro Pablo Fernández (poeta, publicista y escritor), Federico Jóvine Bermúdez (poeta y escritor), Ramón Emilio Jiménez (poeta, profesor, periodista y escritor), Alonso Rodríguez Demorizi (periodista, historiador, impresor y escritor), José Ramón López (periodista, cuentista y escritor), Yaqui Núñez del Risco (locutor, publicista y escritor), Carlos Batista Matos (periodista y escritor), Freddy Beras Goico (locutor, humorista, novelista y escritor).
También, están: Jacinto Gimbernard P., Don Rafael Vidal, Andrés Francisco Requena, Juan Sánchez Lamouth, Ramón Cifre Navarro, Otilio Vigil Díaz, Virginia Elena Ortea, Carlos Acevedo, Alvaro Arvelo hijo, Héctor J. Díaz, Manuel Zacarías Espinal, Petronila Angélica Gómez, Mario Concepción, Juan Freddy Armando, Ernestina Gómez de Read, Octavio Guzmán Carretero, Carmen Lara Fernández, Manuel Llanes, Luis Eduardo Lora, Ramón Alberto Font Bernard, Francisco Alvarez Castellanos, Santiago Estrella Veloz, Ramón Antonio Ferreras, Radhamés V. Gómez Pepín, Rafael Chaljub Mejía, Francisco Comarazamy, Narciso Isa Conde, Francisco Antonio Santos, Ludin Gómez, Melba Marrero de Munne, Carmen Martines Bonilla, Francisco Nolasco, Ercilia Pepín, Rafael Emilio Sanabia, Margarita Vallejo de Paredes, Ubi Rivas, José Gómez Cerda, Rafael Taveras Rosario, Johanna Goede, Clemente Lockward, Jaime Colson, Angel Miolán, Rafael A. Brugal P., Félix Servio Ducoudray hijo, Carlos T. Martínez, Fidelio Despradel, Raúl Pérez Peña, Oscar Gil Díaz, Angela Peña, Jaime Lockward, Luis Adolfo Arzeno Rodríguez, Julio Arzeno Peralta, Julio Gautreaux, Tomás Báez Díaz, Maximiliano Gómez, Ramón Alberto Ferreras, Juan Ducoudray, y otros tantos…
He hecho mío el juicio siguiente: «No basta con leer ávidamente todo lo concerniente a determinada disciplina y escribir prolíficamente. Al final lo único que cuenta es si esa lectura o esa escritura ha traído como resultado un producto que beneficie a los demás. La obra del intelectual, en otras palabras, se hace digna de aprecio sólo cuando deviene en servicio a la sociedad». (Silvio Torres Saillant. El retorno de las yolas. Ensayos sobre diásporas, democracia y dominicanidad. Santo Domingo, editora Manatí, 1999, páginas 289-290).

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