Autonomía

Autonomía

La Junta Central Electoral (JCE) aspira a ser autónoma en el manejo de su presupuesto y sus finanzas. Para esos fines ha sometido al Congreso un proyecto de ley que, de ser aprobado como fue concebido, le garantizaría como mínimo un 2.15% del presupuesto nacional en años no electorales, un 2.88% en períodos de comicios congresionales y municipales y un 3.08% cuando haya elecciones presidenciales.

Una parte saludable de esa aspiración es que el tribunal electoral sería menos susceptible a distorsiones o manipulaciones, de cualquier orden, a través del manejo de sus asignaciones presupuestarias. Es una condición ideal para apuntalar la idoneidad de los procesos electorales y de las decisiones del tribunal electoral en cualquier materia destinada a dirimir eventuales conflictos.

A lo sumo, se requeriría un mayor rigor en los controles oficiales de supervisión y auditoría, de manera que se pueda tener, en el momento que sea preciso y necesario, un informe transparente de los destinos dados a los recursos puestos en las manos del organismo de que se trate, y en este caso particular, de la JCE.

Ha de suponerse que el proyecto de ley de autonomía elaborado por la Junta habrá de ser sometido a un escrutinio minucioso, que permita incluir todas las previsiones necesarias para garantizar un manejo transparente de las finanzas, y sobre todo, una vocación realista a la hora de elaborar el presupuesto.

La descentralización financiera es saludable  bajo el rigor de buenas normas de supervisión y de una concepción realista de los que deben ser los montos reclamados en asignación. Esta autonomía se sugiere siempre para garantizar la idoneidad del papel de instancias delicadas, como el Poder Judicial y el Ministerio Público.

En el caso del proyecto de la JCE, aspiramos a que sean ponderados los pro y contra de esta aspiración, y que se tome una decisión juiciosa e identificada con los mejores intereses del país.

Buenos amigos

El Gobierno dominicano ha emprendido una campaña de ensanchamiento de nuestras relaciones con el resto del mundo.

En este contexto cabe destacar como muy positiva la decisión de estrechar lazos con los regímenes autónomos de España, cuya solidaridad con la República Dominicana ha estado siempre a la vista, presta para manifestarse.

Hay unas interesantes relaciones de intercambio, cultural y de otras índoles, cosechadas con estos regímenes autónomos, y ese es, por ejemplo, el caso particular del Principado de Asturias, con el cual el la República Dominicana acaba de suscribir un acuerdo de intenciones para poner en práctica programas de cooperación institucional y de política social.

Los regímenes autónomos de España han sido capaces de desarrollarse en múltiples campos, como industria y tecnología, aparte de que son verdaderas canteras en materia cultural.

Se trata de muy buenos amigos con los que debemos intensificar nuestras relaciones de intercambio. 

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