Los sueños del futuro son nuestros ideales de hoy. ¡Ay de aquella nación que no albergue en su seno a esos hombres y mujeres iluminados, quienes asistidos por el calor de su pueblo logran diseñar los planos arquitectónicos  de la ahora futura patria anhelada! Thomas More nacido en Londres el 7 de febrero de 1478 habría de morir decapitado por órdenes del rey Enrique VIII el 6 de julio de 1535.

Veinte años antes del martirio nos legó su obra cumbre, Utopía, que trata sobre una isla imaginaria en donde predomina el bien común a través de ciudadanos que se alternan el modo de vida entre el campo y una ciudad de todos por igual. Contrastaba esa tierra imaginaria con la cruda e injusta sociedad de una época magistralmente dibujada en letras por el siguiente párrafo del libro: “Así, cuando miro esas repúblicas que hoy día florecen por todas partes, no veo en ellas – ¡Dios me perdone! – sino la conjura de los ricos para procurarse sus propias comodidades en nombre de la república. Imaginan e inventan toda suerte de artificios para conservar, sin miedo a perderlas, todas las cosas de que se han apropiado con malas artes, y también para abusar de los pobres pagándoles por su trabajo tan poco dinero como pueden. Y cuando los ricos han decretado que tales invenciones se lleven a efecto en beneficio de la comunidad, es decir, también de los pobres, enseguida se convierten en leyes”.

¡Qué bien le vendría al pueblo dominicano si todos pudiéramos contar con unos servicios forenses que permitan, con eficiencia y eficacia oportuna, determinar las reales causas, mecanismos y modos de muerte de toda persona que pierde la vida en circunstancias dudosas u oscuras, sin que para ello deban tomarse en cuenta su nivel socio-económico, abolengo social, ni político, ni militar, ni nacionalidad, ni mucho menos su credo o color de piel! ¿Acaso llegará el día en que la tecnología de hoy permita realizar virtopsias en la República Dominicana? La virtopsia se realiza colocando el cadáver en el cilindro del aparato de resonancia magnética para hacer cortes virtuales y estudiar esas imágenes computarizadas  sin necesidad del bisturí, la sierra y la tijera.

¿Disponemos de los equipos de laboratorio, reactivos y personal capacitado, para en tiempo real llevar cabo estudios toxicológicos, que a pocas horas de procesadas, las muestras arrojen resultados cualitativos y cuantitativos del tipo de sustancia causante del deceso de una persona? Esto es lo se que llama hacer una toxopsia. Dos extintos abogados y ahora dos damas uruguayas fallecidas en Juan Dolio dan una contundente respuesta a la interrogante planteada. Sé que al igual que Thomas More, Juan Pablo Duarte y Juan Bosch estoy afectado por el virus de la ensoñación, sin embargo, no busco remedio, ni me arrepiento de mi tozudez. Seguiré insistiendo sobre la temática a sabiendas del escozor e irritación que ello provoca en mis detractores.  Cierro agregando mi voz al dúo Manuel Jiménez, Víctor Víctor para cantar con ellos al Estado dominicano: Para un beso te da/?Para un sueño te da /?Pero para quedarte en mí lecho /?Y dormir en mi pecho /el amor no te da.