Autorizan a Maradona viajar a Cuba para curarse

Autorizan a Maradona viajar a Cuba para curarse

LA HABANA (EFE). La justicia argentina autorizó ayer al ex futbolista argentino Diego Maradona a viajar a Cuba, el país que le abrió sus puertas hace cuatro años, cuando por primera vez estuvo al borde de la muerte. Tras la autorización judicial, el ex capitán de la selección «albiceleste» podría llegar a la isla en los próximos días.

El «Pelusa» podría ser internado en el Centro de Salud Mental (CENSAM) de La Habana, dependiente del Ministerio del Interior, que ofrece tratamiento contra las drogas bajo la modalidad de «comunidad terapéutica cerrada».

Maradona tiene ya una larga experiencia en los tratamientos cubanos.

El deportista llegó a Cuba el 18 de enero de 2000, procedente de Montevideo, Uruguay, donde días antes había sufrido un cuadro de hipertensión y arritmia provocado por el consumo excesivo de cocaína.

Con muchos kilos de más, enfermo y apenas sin poder hablar, Maradona fue internado en el exclusivo Centro Internacional de Salud «La Pradera», en las afueras de la ciudad.

El «Pibe», gran amigo y admirador del presidente cubano, Fidel Castro, se instaló en una de las casas de la institución médica habanera, que trató de mantenerlo alejado del bullicio y el acoso de la prensa, aunque le permitió un régimen ambulatorio con frecuentes salidas.

Tres días después de su llegada, Castro le visitó en la clínica para saludarlo y felicitar también a su esposa, Claudia Villafañe, por su cumpleaños, en presencia de sus dos hijas, Dalma y Giannina.

El 13 de febrero, Maradona tuvo su primera oportunidad de patear un balón con un saque de honor en la final del torneo nacional cubano de fútbol, ante más de 20.000 aficionados que le aplaudieron hasta el delirio.

«Llegué muerto, pero a los 15 días mi corazón ya estaba en un 48 por ciento», declaró en marzo a una revista argentina.

Su presencia en La Habana no estuvo exenta de polémicas, como los incidentes provocados por su agresividad contra algunos medios informativos que le asediaban y sus salidas nocturnas.

Una semana después de su llegada, el «Pelusa» rompió de un puñetazo el cristal del vehículo de un reportero gráfico de una agencia internacional que intentaba fotografiarlo cuando se disponía a comprar en un mercado en dólares de la barriada habanera de Miramar.

«Les dije que terminaran con las fotos, que a ellos no los conocía. Les advertí y uno me dijo que ese era su trabajo. Le tiré un golpe pero fue a un vidrio», explicó entonces.

En una salida nocturna, a mediados de marzo y acompañado de su esposa, estuvo en la discoteca de un conocido hotel de la ciudad, donde además de contonear sus caderas, se fotografió con dos bellas y jóvenes mulatas, según testigos.

El 13 de septiembre, sufrió un accidente de tráfico en las afueras de La Habana, que le ocasionó heridas leves en una pierna.

El ex futbolista, que conducía el automóvil, chocó contra un ómnibus del servicio público por causas nunca reveladas, aunque no hubo que lamentar víctimas.

El pasado 30 de octubre, el día de su cuadragésimo cumpleaños, Maradona dijo haber sentido uno de los momentos más tristes de su estancia en Cuba.

«Estoy realmente mal, sin mis hijas, en un día nublado y encima muy solo. No es mi mejor cumpleaños, sin duda», comentó entonces.

Maradona salió de la isla a comienzos de marzo pasado hacia Bolivia, desde donde viajó a la capital argentina, tras lo cual volvió agravarse su salud.

Si finalmente regresa a Cuba, su vida tendrá que cambiar con el nuevo tratamiento de recuperación.

El régimen de «comunidad terapéutica cerrada» sólo le permitirá recibir visitas planificadas, según establece el reglamento del centro.

Aún es una incógnita si la supuesta novia cubana de Maradona, la joven Adonay Fruto, podrá acompañar al astro en su nuevo tratamiento, bien en el CENSAM o en algún otro centro especializado de la isla.

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