AUTOS

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Cuando abordamos un auto nunca pensamos que algo nos va a pasar, y mucho menos como funcionan los dispositivos que dispone nuestro vehículo para evitar o reducir las consecuencias de un accidente.

En pasado, los potenciales compradores de autos solo prestaban atención al estilo o la potencia del automóvil, pero al aumentar la densidad de transito y las velocidades de desplazamiento los consumidores iniciaron a prestar atención aspectos importantes como la seguridad.

Hoy en día casi todos los vehículos que se producen tienen cabinas rígidas, zonas a deformación controlada, airbags delanteros y laterales, además de cinturones de seguridad a tres puntos de fijación con pretensor.

Sin embargo los elementos de seguridad que más llaman la atención y que poco conocemos son las bolsas de aire y los frenos ABS antibloqueo.

Bolsas de aire

Las bolsas de aire son dispositivos de seguridad que reducen hasta un 30% las consecuencias fatales de impactos frontales.

Aunque las investigaciones con bolsas de aire inició en los años 70, es solo en la década de los 80 que los fabricantes de autos empezaron a instalarlas. A finales de los 80 ya eran muchos los vehículos que se comercializaban con bolsas de aire.

En 1998 Estados Unidos obligó a que todos los autos nuevos vendidos debían venir equipados con doble bolsas de aire delanteras. Resolución que dinamizó la investigación de estos elementos de seguridad.

Las bolsas de aire tardaron casi veinte años en ser utilizadas, pues la tecnología de los años ‘70 enfrentaba dificultades relacionadas con el almacenaje y la liberación del gas comprimido que se debía utilizar para inflarlas. A mediado de los ‘70 los investigadores encontraron una solución al problema del inflado. En lugar de un recipiente de gas a alta presión, se utilizaría un sistema con sustancias químicas a base de ácido de sodio y nitrato de potasio para producir nitrógeno con mucha rapidez.

Actualmente una bolsa de aire se infla en unos 40 ó 60 milisegundos. Un segundo más tarde se desinfla de manera que no obstruya la visibilidad o el movimiento de los ocupantes del vehículo. En su parte trasera tienen orificios que sirven para que la misma se desinfle.

Para amortiguar un impacto el airbag está diseñado para inflarse rápidamente. Sin embargo la fuerza de inflado en los primeros sistemas resultaba ser tanta violenta que ocasionaba lesiones a los pasajeros.

Por esa razón, ya en los ‘90, se empezó una reducción de la fuerza de inflado entre un 20 y 35 %. Y no solo eso, sino que la fuerza de inflado dependiera de la severidad del choque y el volumen y peso del pasajero. Habían nacido las actúales bolsas de aire inteligentes o de segunda generación. Los nuevos dispositivos se inflan con poca fuerza si el choque es leve, y con rapidez si el choque es severo.

Aunque los airbags son dispositivos muy efectivos, debemos recordar que su efectividad óptima se obtiene solo con los cinturones de seguridad puestos.

Bolsas de aire laterales

Una investigación desarrollada en Estados Unidos arrojó el resultado que el 30% de los accidentes de este país son colisiones laterales, y esas colisiones originaron el 40% de todas las lesiones de gravedad acarreadas.

Para aliviar ese problema, los fabricantes de autos reforzaron las puertas, piso y techo de sus vehículos, además de instalar bolsas de aire laterales en puertas, respaldos y ventanas.

Según los especialistas es más difícil diseñar una bolsa de aire lateral que una delantera. pues en un choque frontal el bomper delantero, la tapa del motor y el mismo motor, absorben la energía genética del impacto. En cambio, en un choque lateral, lo único que separa al conductor del objeto impactado es una delgada puerta.

Por esta razón las bolsas de aire laterales deben de inflarse mucho más rápidamente que una bolsa de aire frontal, el sistema debe inflarse en tres o cuatro milisegundos, aunque las que son de cortina requieren de un mayor tiempo inflado. Los sensores que activan las bolsas de aire laterales están ubicados en los costados del vehículo y en un impacto lateral solo se inflará la del lado del vehículo que recibió el impacto.

Frenos ABS

Realizar una frenada de emergencia en condiciones de pavimento resbaladizo puede ser verdaderamente desafiante. En estas contingencias la normal reacción humana es la de pisar el freno a fondo, y aunque el tranque de las ruedas sirve para reducir la velocidad, la perdida de agarre de las ruedas delanteras hace que el conductor no tenga el control de la dirección y acabe chocando con el objeto que deseaba evitar.

Cuando se aplican los frenos a fondo, los neumáticos se detienen por completo, es decir, se bloquean. El problema es que cuando esto sucede el auto no se detiene al mismo tiempo que las ruedas. De hecho, al bloquear los neumáticos no solo el auto no se detiene, sino que se pierde la direccionalidad, con lo que una maniobra evasiva no se puede lograr. En estas circunstancias se debe reducir la presión sobre el pedal del freno hasta que las ruedas recobren dirección.

El problema es que para que el auto se detenga es necesario que el conductor bombee el pedal en el momento correcto para evitar el tranque de las gomas. En pocas palabras, esto no es nada fácil y excede la natural capacidad de un conductor común. Los sistemas de frenos ABS superan estas limitaciones humana y permiten detener el auto sino perder el control.

Básicamente un sistema ABS consta de sensores de velocidad, bomba de frenos y controlador hidráulico. Los sensores son colocados en las ruedas y señalan el movimiento de las mismas. Si la rueda se detiene el sensor registra la situación mandando una señal a la computadora que se encargará de enviar una orden a la bomba de frenos de disminuir presión. Al controlador registrar que nuevamente la rueda está rodando envía una señal para que la bomba de frenos aumente la presión.

Ahora bien, al entrar en funcionamiento el sistema ABS el pedal del freno se pone a vibrar, situación provocada deliberadamente para que el conductor pueda darse cuenta que el sistema está funcionando normalmente.

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