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Un mundo de autos sin gasolina

AUTOS<BR><STRONG>Un mundo de autos sin gasolina</STRONG>

¿Cuánto tiempo durará el petróleo? Según los cálculos más confiados, tal vez unos 35 ó 40 años. Para ese entonces las reservas de oro negro se acabarán y deberemos haber encontrado otras fuentes de energía para alimentar nuestros vehículos.

Ahora si, para el 2040 el parque automovilístico mundial se habrá doblado pasando de los actuales 800 millones de vehículos a más de 1,600 millones. Eso quiere decir una demanda de energía que pondrá en crisis la economía global, que deberá enfrentarse a traumáticos cambios.

Pero, antes de esta fausta fecha, hay una anterior data que también llevará fuertes sensaciones. Es la del “peak oil”, el pico o techo petrolero, el momento en que la producción mundial de crudo alcanzará sus máximo niveles y desde entonces comenzará a bajar. Se trata de un término acuñado en 1956 por el ingeniero “King Hubbert». Él especialista predijo entonces que la producción de Estados Unidos alcanzaría su punto máximo en 1969 y que comenzaría a caer a partir de entonces. Sus cálculos fueron casi exactos: el declive llegó en 1970. Desde entonces también han traspasado el umbral del “peak oil” Libia (1970), Irán (1976), Rusia (1987), Reino Unido y Noruega (2000), Arabia Saudí (2004) y otros 48 de los 65 principales países productores de petróleo. Es decir, el techo petrolero ya está aquí.

Según el Departamento de Energía de EE.UU el peak oil global se producirá en 2037. Una fecha rebatida por el informe del Gobierno francés, mucho más pesimista y que adelanta la situación a 2013, avisando que para ese entonces la producción mundial de hidrocarburos ya no será capaz de cubrir la creciente demanda mundial. Según las estimaciones francesas el consumo diario pasará de los actuales 84,7 millones de barriles diarios a los 97 millones de 2013. Según esas estimaciones, en los próximos 20 años se consumirán casi 800,000 millones de barriles. Una cifra enorme si se tiene en cuenta que desde mediados del siglo XIX, el consumo mundial ha sido de unos 930,000 barriles. El enorme ascenso se debería al crecimiento de la demanda en India y China. A este ritmo las reservas mundiales de petróleo, que la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) calcula en 1,154 billones de barriles, se agotarían en menos de 30 años.

Además habrá que pensar al problema del coste. Los yacimientos gigantes de petróleo, en los que la extracción es bien barata se están agotando, haciendo rentables formas de producción de petróleo hace pocos años impensables, arena bituminosa y producción de fuel oil extraído del carbón.

En las crisis de abastecimiento de 1973 y principios de los 80, caída de producción petrolera de un 5%, los precios del crudo se multiplicaron por cuatro, impulsados por el temor a un desabastecimiento global. Ahora, en el actual contexto mundial, nadie se atreve a vaticinar cuanto puede llegar a costar el barril de crudo, pero la cifra podría ser astronómica… a menos de que suceda algo.

Híbridos

Y ese algo podrían ser vehículos de bajo consumos, de combustibles alternativos e híbridos.

Los híbridos combinan motores eléctricos y de explosión, que como sea consumen gasolina para poder funcionar. Además el término híbrido enlaza modelos de vehículos que sólo ahorra un 5% de combustible como a otros que reduce en un 40% su consumo. El principal problema de los híbridos es que estos vehículos necesitan de subvenciones para contener sus precios y aún así siguen resultando demasiado caros y complicados.

Algunos expertos creen que la mejor solución son los híbridos diesel-eléctrico, que podrían reducir mucho mas sus consumos.

Hidrógeno

Mientras se buscan fórmulas viables para rebajar el precio de los híbridos, algunos fabricantes dirigen su atención hacia otras fuentes energéticas. Es el caso del hidrógeno. El grupo alemán BMW ha apostado por utilizarlo como combustible y ha declarado que dentro de tres o cuatro años lanzará un modelo Serie 7 propulsado por hidrógeno y gasolina. También la japonesa Mazda ha apostado por esa solución presentando los motores rotativos Renesys.

Honda y Mercedes están también convencidas de las bondades del hidrógeno. Sin embargo, en sus casos se apuesta por utilizarlo para alimentar una pila de combustible.

Pero los autos híbridos, los movidos por pila de combustible y los que consumen hidrógeno plantean un problema: esas tecnologías no se pueden adaptar a los vehículos ya existentes. En otras palabras, hay que cambiar de automóvil.

Otras soluciones

Existen otras soluciones: el gas natural licuado y el biogas. La primera es interesante tanto por el precio como por el hecho de que ya se utiliza en muchos países, lo que quiere decir que ya existen puntos de venta. No obstante, el problema del GPL es que se agotará unos 10 años después del petróleo, lo que supone que tan sólo es una solución transitoria. Mientras que la producción en alta cantidad de biogas está muy lejos de poderse realizar de forma conveniente.

Biocombustibles

Más razonable parece la vía de los biocombustibles. Es una energía fácilmente renovable, ya que para hacer biodiésel se utiliza aceites viejos o derivados de las masas vegetales, y la inversión de pequeñas producciones artesanales requieren muy pocas inversiones y conocimientos.

El etanol (alcohol), por su parte, en nuestro país se puede obtenerse muy bien de la caña de azúcar. Este combustible puede ser utilizado por cualquier motor con pequeños cambios. Además resulta muy barato y, por si fuese poco, procura mucha energía y poca contaminación.

En Brasil, mayor productor mundial de etanol, más del 50% de los autos que se vendieron en 2005 han sido con mecánicas “flex”, motores aptos a funcionar con gasolina, alcohol o una mezcla de los dos.

Una de las principales ventajas del etanol es que no genera nada de CO2 en la combustión. Por ello en algunos países de Europa se añade de forma regular a la gasolina. Sin embargo en la mayoría de países los biocombustibles no son aceptados de buen grado. Una de las razones podría ser el temor de los políticos a perder los sustanciosos ingresos generados por los combustibles tradicionales. Eso argumenta que los intereses políticos sobrepasan los comunitarios.

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