Hace pocos días el secretario general de ONU, Antonio Guterres, recordaba que las naciones desarrolladas tienen responsabilidad histórica en el cambio climático y deben contribuir a resarcir el daño. China también reclama que contribuyan con las naciones que tuvieron colonialmente sometidas para que puedan avanzar en correcciones ecológicas. Las potencias occidentales reclaman y prometen mucho, pero aportan poco.
Contextualicemos algunas cifras; es cierto que, como nación, China aporta 25% de emisiones de gases contaminantes y EEUU casi 14%. Sin embargo, en términos de emisiones per cápita los chinos emiten la mitad de lo que emiten los estadounidenses, pero debido a su inmensa población, el país, de conjunto, aporta más. Washington no puede eludir su responsabilidad y ser consecuente. China sabe que es grande el desafío por delante y lo afronta con determinación y muchos recursos, sin mirar para los lados; no se compara ni busca competencias. Sus cifras y datos son apabullantes. Mi trabajo anterior abordó los compromisos políticos chinos ante el cambio climático.
Veamos hoy, y en el próximo, las acciones e inversiones concretas.
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Invirtiendo cientos de miles de millones de dólares China logró producir en 2020 la mitad de la electricidad que se generó mundialmente con energías renovables. En 2022 es líder indiscutible en la transición energética global y aunque todavía es altamente contaminante, es la principal potencia verde del planeta. Desde 2012 el país ha logrado reducir 34,3% en intensidad de emisiones. La red de proyectos de energía renovable es tal que ninguna otra potencia se le acerca. Beijing se ha ido dotando de una matriz energética de energías renovables que en 2021 aportaron más de mil millones de kilovatios, incremento de 210% en 10 años lo que la sitúa como primera potencia global en capacidad instalada en energía eólica, solar, hidroeléctrica y biomasa. Empezó a utilizar mecanismos de mercado para reducir emisiones de carbono, lanzando en 2021 una iniciativa comprendiendo más de 2100 empresas generadoras. Además, los expertos trabajan en hacer más eficientes y seguras las plantas nucleares de las que contaba con 50 en 2021 y construyen varias más para llegar a otras 150 para 2035.
El compromiso chino para 2030 es llegar al máximo de emisiones de CO2, reduciéndolas por unidad del PIB por encima del 65% e incrementar el peso de fuentes energéticas renovables a 25%. Para gobierno y partido el factor ecológico es el emblema priorizado de su desarrollo socio-económico. En el próximo trabajo veremos obras impresionantes inversiones astronómicas.