Avances y logros del nuevo sistema penitenciario

<P>Avances y logros del nuevo sistema penitenciario</P>

Más abiertos, los recintos del nuevo modelo penitenciario le ofrecen a los internos la oportunidad de ser productivos y, al mismo tiempo, prepararse para poder vivir en libertad. Llamados centros de corrección y rehabilitación, en lugar de cárceles, estos espacios están diseñados para que quienes están allí aprendan al menos un oficio, se gradúen de la escuela, trabajen, vayan al gimnasio y hasta tengan su momento de solaz.

San Francisco. Con sólo atravesar el umbral es suficiente para descubrir que nada es como ayer. Lo que una vez fue incertidumbre, pesar y dolor se ha transformado en educación, dignidad y, sobre todo, reinserción. Más abiertos, los recintos del nuevo modelo penitenciario le ofrecen a los internos la oportunidad de ser productivos y, al mismo tiempo, prepararse para poder vivir en libertad.

Llamados centros de corrección y rehabilitación, en lugar de cárceles, estos espacios están diseñados para que quienes están allí aprendan al menos un oficio, se gradúen de la escuela, trabajen, vayan al gimnasio y hasta tengan su momento de solaz.

  Con horarios establecidos desde que despunta el alba, cuando tienen que levantarse para bañarse y desayunar, cada día tiene su rutina y la convivencia está sujeta a estrictas reglas que no  pueden violarse.

Así se comprueba cuando se visitan recintos como el Vista al Valle, San Francisco de Macorís o Rafey, en Santiago, donde se ven escenas que parecerían imposibles  en una cárcel. ¿Un  buen ejemplo? Ver   un grupo de internos, machetes y hachas en  mano, trabajando con ahínco en el campo.

Pero no son los cursos de agricultura,  sino de educación básica, los que tienen más adeptos: en San Francisco cuentan con 122  internos y  en Rafey Hombres  con 70.

 Otras áreas de capacitación en San Francisco son informática, productos químicos (para aprender a hacer  shampoo, acetona o jabón líquido…),  electricidad, herrería, bisutería, inglés, ebanistería, panadería, velas y velones, artesanía, operar máquinas planas y especiales, círculo de lectores y curso bíblico. 

Para realizar todo esto cuentan con talleres en los que tienen las herramientas esenciales, así como con  docentes que provee la Secretaría de Educación (para  la alfabetización, educación básica y, en los recintos en lo que ya la ofrecen, media) y el Instituto de Formación Técnico Profesional (Infotep).

En el caso de Rafey, donde el recinto para hombres está frente al de las mujeres, también ofrecen desabolladura y pintura, mecánica, refrigeración, tapicería, plomería, pintura artística, diseño de modas, auxiliar de belleza y estética, tejido y bordado, estilista de belleza, lencería, decoración de velones, decoración de uñas, manualidades y taller de primeros auxilios.

 En ambos lugares hay, además, una granja, un huerto, un invernadero, una panadería y un economato. En San Francisco, por otro lado,   hacen las sábanas que se utilizan en los centros del sistema penitenciario.

La  gran apuesta

Transformar  las 25 cárceles del viejo sistema, en las que la corrupción, el dinero y el tráfico de influencias pesa más que la ley, es la gran apuesta de la Procuraduría General de la República, una institución que se ha comprometido a trabajar para lograr ese objetivo.

Como parte de  ello,  han rehabilitado e incluido en el nuevo sistema a once de los 36 recintos penitenciarios que hay en el país. Además acaban de construir un  centro en Moca, que será inaugurado a finales de este mes. 

 Sobre el trabajo

Las dos reglas doradas del nuevo sistema penitenciario es que no pueden existir analfabetos ni internos que no desarrollen alguna labor productiva.

El trabajo, sin embargo, se les remunera para que puedan enviar el dinero a sus familiares.  Otra opción que tienen es  depositar los fondos en una cuenta que maneja una administradora, quien les da unos tickets que pueden utilizar en el economato del recinto.

 Los productos que más suelen comprar los internos son leche, avena y chocolate.

Un detalle interesante de estos centros es que cuentan con salas de juegos en las que los internos reciben a sus hijos cuando  los  van a visitar. Además atrae la atención el trabajo de los Vigilantes de Tratamiento Penitenciario (VTP), quienes supervisan a los internos  sin utilizar armas de fuego.

El recorrido

Realizado el fin de semana pasado, estuvo encabezado por el procurador, Radhamés Jiménez Peña; el director de Prisiones, Manuel de Jesús Pérez Sánchez; y el director de la Escuela Nacional Penitenciaria, Roberto Santana. El recorrido incluyó los recintos de Moca, San Francisco y Santiago.

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