Aviones para las FF.AA.

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UBI RIVAS
El presidente Leonel Fernández realiza en estos momentos una visita oficial a los Estados Unidos del Brasil, porque también hay otro Estados Unidos de México, y no solamente el único que algunos creen.

En su visita al «Estado del Futuro», como previó hace más de un siglo el formidable escritor biográfico Stefan Zweig (judío), el gobernante dominicano tratará con su homólogo brasilero Luiz Ignacio Lula da Silva dos temas ya anunciados: el suministro de etanol, del que Brasil es la mayor potencia planetaria, y la adquisición de una flotilla de aviones Tucano de persecución.

El país requiere desde hace muchos años, concretizar, no palabrear más, por favor, una sociedad alternativa energética que ya empieza a preciarse con el apoyo de la SEIC y su titular, Francisco Javier García, en solar, hidráulica (presas y olas) y eólica y de ser posible, nuclear, como los países de la EU.

El suministro por Brasil de etanol, combustible limpio proveniente de la caña de azúcar o el maíz, es una alternativa rápida, terapia de emergencia, hasta que los dominicanos concreticemos una producción creciente, tanto por el Central Romana, CAEI y otros segmentos vinculados a la producción cañera.

En lo concerniente a la adquisición de una flotilla de Tucano con el propósito de cubrir con eficacia un litoral costero de 1,200 kms. lineales, que es la dimensión de nuestras costas, para perseguir a los narcotraficantes, pienso que la inversión no se justifica.

No se justifica porque esa flotilla de aviones perseguidores vendría a aumentar nuestra pesada deuda externa, cuando esos aviones pueden obtenerse de gratis por los Estados Unidos, principal acaparador y consumidor clandestino de drogas en el mundo, presumiéndose que por ser los peores afectados, es su deber imperioso propiciar facilidades a los países, tanto productores como trampolines, para que ingresen subrepticiamente a territorio suyo las drogas provenientes de Colombia y Perú, principales productores y refinadores de la hoja de coca.

Es decir, justo como el imperio estiliza su accionar con Colombia en su famoso y suspicaz Plan Colombia, suspicaz porque Santiago Camacho, en su cardinal obra Las Cloacas del Imperio, explica que las áreas cocaleras y de opio que el imperio no controla, como es el caso de Colombia y las FARC, son las que intenta desaparecer, no Turquía, Afganistán y Birmania, superbos productores de opio, sin nadita de sanción por el imperio, porque son sus aliados, y controlan la producción y su destino. Y así, en una política de doble moral, no se vale, compañero de la base.

Fue el propio presidente Fernández que en su entrevista a El Caribe del 12 del presente mes de junio, señaló que el imperio, inmenso en su guerra de agresión contra Iraq, «descuidó por cuatro años la vigilancia del tráfico de estupefacientes». (El Caribe, 12-06-07, página 5).

Una flota de 15 helicópteros Huey-Bell, artillados inclusive con dos ametralladoras calibre 50, cinco helicópteros para cada uno de los institutos armados y, si es posible, dos para la Policía Nacional, es posible obtenerlos en condición de cesión, desechos de la guerra de agresión del imperio a Vietnam.

Empero, sabidos por todos cuál es la diferencia de fragancia entre diligenciar una concesión y concertar un gravámen para el Estado dominicano, vale decir, al contribuyente.

Podemos apostar todos morocota a cabo de túbano que el empréstito para la flotilla de aviones Tucano lo concertará el presidente Fernández, y no diligenciar la concesión, como debiera ser lo correcto, conveniente, posible y no gravoso para el contribuyente y el país.

El asunto es que con ese criterio de miras para dotar al país no de solo una flota de aviones de reconocimiento y la patrullaje, porque total, con Haití nunca podríamos iniciar una guerra cuando todos los gobiernos han sido incapaces, de los tres partidos, de implementar una política migratoria legal con el vecino Estado, y así en otros litorales en que alegremente incurrimos en endeudarnos, definitivamente es muy difícil que salgamos a camino.

Que el Todopoderoso nos bendiga y cuide, estimando que aquí en la Tierra eso es punto menos que una utopía, un imposible.

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