¡Ay abuelo, si supieras!

¡Ay abuelo, si supieras!

RAFAEL RASUK
r.rasuk@hoy.com.do
De niño escuché siempre las historias de Bebeto, el abuelo materno que renegaba de la política.

De hecho, nunca le conocí adhesión a ninguna causa, o pronunciar frase laudatoria a quien se erigió en dueño de la República.

Si hubiese vivido en estos tiempos le habría repugnado conocer tantas falsedades, componendas y burlas a los más elementales principios éticos y morales.

Le estremecería la conciencia al saber que hay dominicanos que vuelven a sus camas con los estómagos vacíos, cuando en su época los frutos del campo se repartían a los vecinos.

Estaría dolido de ver la ostentación de riqueza entre una población de escasa preparación académica y ningún escrúpulo.

De conocer por los medios que hay niños que reciben docencia en destartalados locales, teniendo como asiento un block de cemento. Habría saltado de su rústica y emblemática silla de guano al enterarse de que la modernización y la llegada de la tecnología de la información arrastraron los vicios de las drogas y un brutal incremento de la violencia y la criminalidad.

Y sabría que los nuevos tiempos acarrearon la pérdida de los valores morales y del amor patrio, que fueron invariables normas aun rigiera entonces la intolerancia política.

¡Ay abuelo, si supieras!

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