¡Ay el amor…!, crítica al Día de San Valentín

<STRONG>¡Ay el amor…!, crítica al Día de San Valentín</STRONG>

Celebramos el día del amor… y los comerciantes tan contentos. Atentos oímos los slogans publicitarios y obedientes nos rascamos el bolsillo para cumplir como es debido, no vayan a decir. Para eso existe todo un abanico de posibilidades que nos ofrecen amablemente los considerados comerciantes, que va desde un simple chocolatito a un flamante auto, según la clase social, y claro “los posibles” de cada cual.

Qué listos son, oye; no se han conformado con dirigir sus reclamos comerciales a los enamorados,  sino que han conseguido incluso, extrapolar el amor del simple ámbito de la pareja, que enamorada o no, no importa, entra por el aro regalando sí o sí. Ahora también han conseguido inculcarnos que es el día del amor y la amistad, es decir, no podemos dejar de regalar a amigos, compañeros y hasta vecinos.

¡14 de febrero! Pues a amarnos todos. Mañana ya veremos. Me pregunto cómo  harán para cumplir la mujer que pide en el semáforo, o el mendigo de la calle comercial,  en el caso de les queden ganas de hacerlo y tuvieran a quién; pero esas son otras cuestiones. Nosotros a lo nuestro.

Los considerados comerciantes nos han ayudado a olvidar que en realidad son muy pocos  los que podrían celebrar sinceramente el amor, obviando el absurdo planteamiento de que esos pocos privilegiados bien se podrían amar cada día del año sin que nadie les induzca a hacerlo. Para algunos idealistas, puede que románticos en el sentido original de la palabra, no son necesarios sanvalentines, ni obsequios, ni corazones recortados, ni globos blancos y rojos, ni sensibleras recomendaciones comerciales para amar y ser amados de manera sincera y espontánea. Pero para suerte de algunos, esos especímenes son escasos;  el resto corramos a comprar los regalos… no vayan a decir.

¡Feliz día de San Valentín!

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