¡Ay, Leonel, qué difícil es así!

¡Ay, Leonel, qué difícil es así!

Aparentemente, la política es una actividad para personas desmemoriadas, o para burlones y cínicos. Porque los políticos suelen hablar sin rubor y sin memoria, como si su auditorio estuviera formado por personas carentes de sentido común, de capacidad de comparación y de memoria. Veamos esta historia para que confirmemos o no estas afirmaciones.

Amable Aristy Castro ha estado, desde 1996 a la fecha, más cerca del Partido de la Liberación Dominicana y de su liderazgo que del Partido Revolucionario Dominicano. Fue hasta hace poco un aliado confiable, un hombre que participaba de los amarres y los planes del PLD y sus principales directivos.

Los lectores deben recordar el primer periodo de Gobierno del doctor Leonel Fernández, cuando Ramón A. Font Bernard  propugnaba públicamente para que su pupilo político de la ocasión fuera capaz de tragarse un tiburón podrido sin respirar y sin eructar. En esa época el Presidente Fernández estaba cerca, muy cerca de Amable Aristy Castro. Se podría decir, en sentido figurado, que andaban juntos para arriba y para abajo.

Amable era a la sazón uno de los principales propulsores de los planes reeleccionistas de Fernández, planes que eran empujados, en el aspecto jurídico, desde la entonces Comisión de Modernización del Estado. Amable le había prometido a Leonel los votos reformistas necesarios para que la Constitución fuera modificada y apareciera la figura de la reelección presidencial.

En esos días, sin embargo, todavía el doctor Fernández temía a la opinión pública y se sentía comprometido con la dignidad boschiana. La Comisión de Reforma del Estado había hecho su trabajo, con la sutileza que le gusta a los peledeístas, en juego permanente con los personajes descritos por José Ingenieros en “La simulación en la lucha por la vida”. Pero el plan no fue presentado, había miedo, temor.  Fue entonces cuando Amable Aristy se enfadó y le dijo a su aliado, decepcionado, que se pusiera los pantalones y enviara al Congreso el proyecto para la reelección. El doctor Fernández nunca ha contestado de manera pública ese reproche político.

Pero la alianza siguió y los altos dirigentes del PLD se propusieron, con el evidente visto bueno del Presidente Fernández, desplazar al PRD de una Liga Municipal que le pertenecía por disponer de la mayor cantidad de sindicaturas. Los peledeístas buscaron a su aliado Amable Aristy Castro y en un acto de fuerza y de dinero lo llevaron a la Liga. Este acto fue uno de los más bochornosos y contrario al buen proceder que se recuerde.

En función de sus intereses políticos y personales, Amable Aristy apoyó al PRD en los comicios del 2000, después regresó a la alianza con el PLD y ahora está de nuevo con Hipólito.

Pero ahora Amable Aristy Castro cambió y de nuevo apoya a Hipólito Mejía. Por eso, ahora Amable  le hiede al Presidente Fernández y por eso dijo de él estas palabras en Higüey, este sábado: “La Altagracia se ha convertido en una provincia que marca la pauta para el desarrollo de la República Dominicana, pero el liderazgo político que posee puede poner en peligro su desarrollo futuro”, en obvia referencia a su antiguo aliado Amable Aristy Castro. El Presidente Fernández dijo que el destino de La Altagracia es seguir modernizándose, “pero si quiere seguir siendo un modelo para las demás provincias del país necesita cambiar urgentemente su liderazgo político”.

¡Qué manera de ver la vida, caballero!

Publicaciones Relacionadas

Más leídas